48.280 metros: la nueva distancia del Maratón
Por carreraspopulares.com
Una mítica distancia (42 kilómetros y 195 metros), que pasa a la Historia y, si cabe, se vuelve aún más heroica. En una insólita decisión de la IAFA, el organismo internacional que regula esta cuestión, ha dictado una nueva circular de obligatorio cumplimiento para todas las Federaciones Nacionales y el Maratón pasará a desarrollarse a partir de ahora sobre una distancia de 48 kilómetros y 280 metros.
La decisión, que ya ha superado la aprobación de la Junta General de la citada institución y se podría aplicar de manera inminente para la próxima primavera, viene motivada por la finalidad de redondear la cifra de millas que corresponden al Maratón, que pasará ahora a ser así de 30 millas exactas. John Einter, presidente del máximo organismo que regula estas pruebas, explicó que “en los países anglosajones es donde más maratones se corren, y se miden en millas. La primera vez que se corrió esta prueba en las islas Británicas, se hizo sobre 30 millas. Queremos recuperar así el espíritu de aquellos pioneros”.
Además, continuó Einster, “el Maratón olímpico se desarrolló durante sus primeras ediciones en una distancia nunca exacta, siempre cercana a los 40 kilómetros. No es, por tanto, una medida Histórica y se puede cambiar”.
Los grandes perjudicados
Los maratonianos que estaban en la actualidad preparando pruebas para la próxima primavera se ven ahora en un limbo. Se desconoce todavía si los maratones de Sevilla, Castellón, Barcelona y Madrid, algunos de los más cercanos en el calendario, tendrán una moratoria o ya deberán aplicar la nueva normativa en sus próximas ediciones.
Si se diera el caso, deberán establecer nuevas mediciones. Varias de las organizaciones consultadas, que, por prudencia, no han querido hacer declaraciones públicas, sí que nos han comentado que existen dos maneras principales de adaptarse a la nueva distancia.
La primera de ellas, nos comentan, “consiste en crear un circuito de dos kilómetros al que dar vueltas en el tramo final para que la meta coincida con el punto actual”, aunque se ven temerosos de que se mezclen los atletas que van por el kilómetro 42 y los que, por ejemplo, ya lleven 45 ó 46 kilómetros.
Por otra parte, y como medida de urgencia si deben reaccionar ya en su próxima edición a esta nueva distancia, “existe la posibilidad de alargar la carrera en un trazado único y situar la meta seis kilómetros más lejos”. Esta es la decisión, quizás, más lógica y con menos trastornos, aunque llevaría los arcos de meta a zonas como la M-30 en Madrid, el aeropuerto de El Prat en Barcelona, o a la loclidad de Dos Hermanas en Sevilla.
El cuerpo humano, ¿preparado?
Otro de los debates que se abrirá inminentemente es la conveniencia o no de alargar seis kilómetros más una prueba que ya resultaba suficientemente dura. Según la IAFA “evidentemente los corredores se tendrán que adaptar y los tiempos y ritmos que se venían marcando, disminuirán, pero estamos ante un escenario nuevo que promete marcas que perdurarán en el tiempo”.
Para los corredores populares, prepararse seis kilómetros más supone enfrentarse a un doble muro, el que ya suelen encontrar más allá del kilómetro 30 y el nuevo, justo al pasar el 42, la distancia donde anteriormente acababa la prueba y que ahora, mentalmente, ofrece un golpe ya que deben seguir seis kilómetros más. Los planes de miles de atletas populares se deben adaptar desde este mismo instante para buscar esa nueva distancia y las tiradas largas ahora sí que deben llegar prácticamente a rozar los 40 kilómetros. Está por ver cómo afectará esta decisión a las inscripciones y a los medios maratones, que ahora deberán pasar a tener 24 kilómetros y podrían popularizarse mucho más.