El arte de colgar las zapatillas
Por carreraspopulares.com
Cuando un deportista de alto nivel decide dejar la competición y el entrenamiento de élite se plantea mil y una opciones. Cada temporada tiene su momento álgido y su competición de referencia. Siempre las hay. En el caso de 2016, todos los objetivos apuntaban a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, y mucho más en el atletismo, deporte por excelencia de la madre de todas las competiciones.
Dicen que saber colgar las zapatillas es un arte. No todo el mundo ha acertado. Grandes campeones han visto caer sus pedestales al haber querido alargar excesivamente sus carreras deportivas. Desde luego este no fue el caso de Carles Castillejo . El fondista barcelonés es un auténtico experto en carreras de largo aliento en diferentes distancias en grandes campeonatos. En los Juegos de Atenas 2004 se estrenó como olímpico en 5.000ml, cuatro años más tarde doblo la distancia para Pekín 2008, y ya en maratón ha tomado parte en Londres 2012 y Río 2016. Esta última ha sido, como él mismo confesó antes de la propia competición “mi última carrera como atleta de élite”.
Precisamente el 21 de febrero de 2016 fue el día en el que dio el paso para poder colgar esas zapatillas como solo los grandes pueden hacerlo. Quería cruzar la línea de meta de Río de Janeiro como colofón a una vida deportiva llevada a lo más alto. Para poder entrar en la lista del seleccionador nacional Ramón Cid debía acreditar la marca mínima y entrar en primera posición del Campeonato de España. Ese título le daría el oro absoluto y el billete para Brasil.
La carrera se planteó con cabeza desde el principio. Su máximo rival era Jesús España, debutante en la distancia pero gran peligro para el primer escalón del podio. Jesús y Carles fueron codo con codo hasta el kilómetros 30. En ese momento el catalán decidió dar un hachazo que a la postra sería definitivo. A la altura de la Plaza de España de la capital hispalense se separó del de Valdemoro y galopó triunfal hacia la meta de la Cartuja. Finalmente logró parar el cronómetro en un tiempo de 2:11.29 que le supuso el título de campeón de España y le dio el billete directo para dejar el atletismo en la cita más grande que organiza el mundo del deporte. Pocos meses después cruzó la meta situada en el sambódromo de Río de Janeiro y puso punto y final a una vida dedicada al atletismo.
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