¿Existe la canción perfecta para correr?
Por Luis Blanco para carreraspopulares.com
Un reciente experimento llevado a cabo en el Reino Unido ha servido para crear la canción perfecta para correr. Al menos, es lo que dicen los ‘compositores’, liderados por el profesor experto en psicología del deporte y el ejercicio Costas Karageorghis. Ha tardado varios años en dar con la fórmula.
Pero me temo que, como siempre ocurre en este gran universo del running, cada uno es un mundo. Y por mucho que la música se componga con argumentos científicos, el aspecto personal es determinante.
Pero vamos por partes. La canción en cuestión se llama ‘Run with Me’ y se ha compuesto con motivo de la celebración de la carrera “Air Run” en Londres en mayo, un evento que una la música y el running.
¿Cómo es esa canción? ¿Es en realidad la ideal para mejorar nuestro rendimiento, como afirman sus creadores? ‘Run with Me’ dura 3 minutos y 30 segundos. La investigación para crearla se ha basado en tres áreas: los BPM (‘beats per minute’, o golpes por minuto, que marcan el tempo de la canción), el ritmo y la letra. Según los autores del estudio, ‘Run with Me’ nos puede ayudar a mejorar nuestro estado de ánimo en un 15% y hacer que corramos más y mejor.
Los BPM de la canción están en el rango entre 130 y 140. El estilo musical es dance-pop, o pop electrónico. Y según ha dicho el profesor Karageorghis en la prensa británica, te ofrece una distracción mientras corres para dejar en un segundo plano los síntomas de fatiga provocados por la actividad física. Hasta el punto de que, asegura el profesor, la canción reduce la percepción de esfuerzo en un 10%.
En cuanto a la letra, ‘Run with Me’ apela a frases motivadoras y evoca imágenes heroicas y simbólicas para darnos ese ‘chute’ necesario de buen rollo e inspiración: “Corre conmigo, mira el mundo debajo de nosotros, bajo nuestros pies y ten por seguro que siempre estaré ahí. El sol sale sobre los valles de nuestra utopía”.
¿El mismo efecto para todos?
El estudio tiene una importante base científica y su responsable ha dedicado mucho tiempo a elaborar su teoría y crear la canción. Pero hay un elemento que hace que esta canción no se realmente la perfecta para correr para todo el mundo: el gusto personal y la relación personal que tenemos cada uno de nosotros con la música.
Estudios previos sobre cómo afecta la música al deporte han determinado que, efectivamente, puede considerarse como un dopaje ‘natural’. Algunos redactados por el propio Costas Karageorghis. La investigadora australiana Leanne Hall incluso llegó a establecer una clasificación con los estilos musicales que más incrementan nuestro rendimiento cuando corremos (eran el pop y el rock, por si alguno está interesado).
Pero la propia Hall también decía que lo importante es, en realidad, los sentimientos que esa música te genera. Es decir, que la música ideal para ayudarnos a correr más es aquella que te gusta.
Un estudio publicado en 2019 en el ‘Proceedings of the National Academy Of Sciences”, elaborado por un grupo de expertos (entre ellos varios españoles) asegura que escuchar tus canciones favoritas hace que tu cerebro genere más dopamina. Sí, ese neurotransmisor que nos provoca sensación de euforia y alegría. Y que nos ayuda a motivarnos. Otros estudios afirman que la música que más nos gusta estimula todo el circuito del placer del cerebro.
A mí, personalmente, no me gusta el dance-pop. Así que, por mucho que ‘Run with Me’ sea la canción ‘ideal’ para mejorar mi rendimiento como corredor, no la voy a disfrutar. Voy a ir escuchando música que no me gusta e iré incómodo. Y eso no me ayuda en la carrera.
Tus canciones favoritas
¿Cuáles son entonces las mejores canciones para correr? Pues aquellas que te suban el ánimo, que te evoquen momentos especiales, que generen emociones positivas y que te pongan de buen rollo. Y las mejores para eso son aquellas que te engancharon cuando eras adolescente.
Sí, porque, como dice el músico y neurocientífico Daniel J. Levitien en su libro “El cerebro musical”, estamos mucho más unidos a la música que escuchábamos en nuestra adolescencia. Mark Joseph Stern cuenta en su artículo “Neural Nostalgia” en Slate Magazine que entre los 12 y 22 años nuestro cerebro registra un rápido desarrollo neurológico. Y la música que nos gusta durante ese periodo parece que se queda enredada entre nuestros lóbulos cerebrales y las emociones que nos transmitía se quedan ahí para siempre.
Así que, si queréis comprobarlo, la próxima vez que salgáis a correr (y si o gusta hacerlo con música, claro) poned una lista de vuestras canciones favoritas de adolescencia. Con cuidado de que no sean canciones excesivamente tristes o lentas, claro. Pero creedme que el ‘chute’ extra de motivación está asegurado.