Kipchoge y Bekele: de infancias llenas de sueños al olimpo del atletismo
Por Luis Blanco para carreraspopulares.com
Este domingo se disputa el gran duelo entre el keniano Eliud Kipchoge y el etíope Kenenisa Bekele en el Maratón de Londres . ES uno de los momentos más esperados del año para los aficionados del atletismo. En esta ocasión vamos a dejar a un lado los pronósticos, las análisis de las zapatillas, los récords y las carreras deportivas de ambos deportistas, para conocer algo más sus orígenes. Y cómo se aficionaron a correr hasta el punto de llegar a ser las grandes estrellas del momento.
Eliud Kipchoge, niño humilde y lechero
“No te das cuenta de que estás corriendo porque es algo que tienes que hacer”. Así ha descrito Eliud Kipchoge en alguna ocasión sus tempranas zancadas cuando era niño y tenía que trasladarse a pie hasta el colegio. El keniano nació el 5 de noviembre de 1984 en Kapsisiywa, en el condado de Nandi.
Era el menor de cuatro hijos y nunca conoció a su padre, que murió antes de que él naciera. Cada día corría algo más de tres kilómetros hasta la escuela. Pero cuando dejaba los libros seguía corriendo para ayudar a su familia. Por las tardes sus pies eran su único medio de transporte para ir a las casas de sus vecinos y pedirles la leche que les sobraba. Luego la llevaba al mercado para venderla y conseguir así algo de dinero que sumar al sueldo de su madre, que era profesora en un colegio.
Kipchoge acabó graduándose en la escuela secundaria de Kaptel en 1999. Pero aún no se dedicaba al atletismo. Solo corría por necesidad y por hábito, no de forma competitiva. Kipchoge ha dicho en alguna ocasión que finalmente desarrolló interés en el atletismo porque todo el mundo lo practicaba en su país.
Además, pensó que si ganaba dinero con el deporte podría aliviar la carga económica de su familia. En realidad, todo cambió cuando en 2001, con 16 años, ya en el instituto, conoció a su entrenador Patrick Sang, antiguo medallista olímpico en 3.000 obstáculos, que además había sido alumno de su madre.
Al comienzo, Kipchoge solicitó a Sang planes de entrenamiento cada dos semanas. Su disciplina y su persistencia convencieron a Sang para convertirse en su entrenador. En 2002, siendo aún junior, Eliud Kipochoge apareció por primera vez en un campeonato del mundo de Cross. El resto es historia del atletismo.
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Bekele, el atleta que quería ser matemático
El mejor fondista de todos los tiempos nació el 13 de junio de 1982 en la localidad etíope de Bekoji, en una zona rural al sureste del país africano. Según cuenta el propio atleta, creció en una familia de clase media. No eran ricos, aunque tampoco pobres. Debemos tener en cuenta, no obstante, que Etiopía era entonces (y sigue siendo) uno de los países más pobres del mundo.
Su familia era ciertamente numerosa: sus padres tuvieron cinco hijos y seis hijas. Bekele recuerda que era un niño tímido y obediente. Ayudaba a su padre en la granja y, entre otras tareas, vendía huevos de sus gallinas y atendía al ganado.
El atleta acudió al colegio desde muy pequeño. Era un buen estudiante y sus asignaturas favoritas eran las relacionadas con las ciencias. De mayor quería ser matemático o ingeniero.
El deporte con el que disfrutaba entonces era con el fútbol, que practicaba en el colegio. Fue durante un partido cuando el prestigioso entrenador Sentayehu Eshetu le vio correr y le recomendó que se dedicase al atletismo. El mejor consejo que pudo recibir.
Porque, además, se encontraba en el lugar adecuado. Su localidad, Bekoji, se ha llegado a catalogar como la cuna de los campeones, por la larga lista de grandes atletas que se han forjado en sus caminos y calles. Entre ellos Derartu Tulu, Fatuma Roba o las hermanas Dibaba. En la época en la que Bekele despertaba al deporte, todos allí admiraban a Haile Gebrseselassie. Y fue su figura la que inspiró a Bekele y le dio la confianza para dedicarse al atletismo al más alto nivel.
A finales de los años 90, Bekele empezó a correr de forma regular. Participó por primera vez en los campeonatos regionales de cross y acabó en segunda posición, algo que le sirvió para clasificarse para el campeonato nacional, que se disputaba en Addis Abeba. Era la primera vez en su vida que pisaba la capital.
Su segunda plaza le dio el pasaje para el Campeonato del Mundo de Cross de 1999, en Belfast, Irlanda del Norte. Las cosas no le fueron bien en su primera gran cita internacional, donde fue noveno, pero eso solo le motivó más. En su regreso a Etiopía, a las órdenes del entrenador Tolosa Kotu, empezó a mejorar. Con el inicio del nuevo milenio, un Kenenisa Bekele aún en edad junior empezó a deslumbrar al mundo. El resto, de nuevo, es historia del atletismo.