¿Podemos ser los runners más ecológicos?
Por Chema Martínez Pastor para carreraspopulares.com
La ecología no es (o no debería ser) una moda pasajera. Cada vez más hay más preocupación sobre si los seres humanos somos causantes de los cambios que dificultarán la vida en el planeta. O, si no somos causantes del todo, si podemos hacer algo para ralentizar la progresiva modificación de nuestros hábitats.
Correr no es una actividad ajena a la sostenibilidad. Que el running puede afectar al clima y viceversa es una relación que hay que tener en cuenta. Nuestra actividad puede acabar generando una huella de carbono que se sume a la del resto de actividades humanas, contribuyendo al aumento de la temperatura global. Al mismo tiempo, un mayor número en el termómetro puede significar un número mayor en nuestra marca en una carrera, dado que el calor afecta a nuestro rendimiento.
¿Qué podemos hacer los corredores y corredoras del planeta por contribuir a reducir el incremento de temperatura en la Tierra o, al menos, a no ser parte del problema?
Corre más, coge menos el coche. Si algo tenemos los corredores es, precisamente, un medio de transporte en nuestras piernas. La mayor emisión de gases a la atmósfera la generamos, no corriendo, sino desplazándonos a las carreras o al lugar donde vamos a entrenar. Salir a correr al parque debajo de casa es la mejor forma de no sumar desplazamientos en vehículos con emisiones contaminantes. Si te tienes que desplazar, elige medios de transporte colectivo siempre que sea posible.
Más maratones nacionales, menos internacionales. Esta medida puede ser, de las sugeridas, la que más objeciones puede tener. Es cuestión de tiempo que, como turistas, nos tengamos que plantear cosas como si es necesario hacer 3-4 viajes al año en avión, dado que la huella de carbono de un viaje en avión es muy alta. Por supuesto, participar en carreras internacionales es parte del sentido de correr para muchos de nosotros y no queremos decir que haya que dejar de hacerlo. Sólo que, a veces nos empeñamos en buscar fuera lo que tenemos dentro. El “running de proximidad”, una disciplina a fomentar.
Recicla tus zapatillas. Cambiar regularmente de zapatillas es necesario para mantener una buena salud en nuestro aparato motor. Sin embargo, podemos gestionarlo de manera más “eco-friendly”. Por ejemplo, alargar el uso de las zapatillas en 100-150 kilómetros (dejándolas para entrenamientos suaves al final de su vida útil), puede suponer dejar de comprar 10-12 pares durante nuestra vida. Menos carga para los sistemas productivos y el transporte de mercancías. Otra opción es alargar la vida de las zapatillas con servicios como el cambio de suelas y, por supuesto, donarlas para que puedan tener una nueva vida en países necesitados. Como dicen en el Levante: “toda piedra hace pared”.
Busca carreras ecológicas. Hay ejemplos muy significativos, como del del Maratón de París, que realiza una aportación a causas sostenibles para compensar la huella de carbono que supone su celebración. Pero también hay carreras más pequeñas, cerca de nosotros, que hacen un esfuerzo por no dañar al planeta.
Usa botellas reutilizables. Para el consumo de agua, aunque pueda ser muy cómodo bajar con nosotros una botella de plástico desechable, que podamos tirar cuando hayamos bebido su contenido. Aunque lo tiremos al contenedor amarillo, sigue siendo más ecológico llevar un recipiente que no acabe en la basura.
Usa bebidas isotónicas solubles. Como complemento a lo anterior, podemos sustituir las botellas de plástico (generalmente de 50ml) de bebida isotónica ya preparada por compuestos solubles que podemos preparar antes de correr en casa. Un bote de isotónico soluble puede sustituir hasta a 20 botellas de bebida isotónica “preparada”.
Compra ropa para correr eco-friendly. Cada vez más hay opciones en el mercado de ropa o zapatillas hechas con materiales reciclados. Por ejemplo, la gama Parley de Adidas o la gama de ropa fabricada en Europa de la empresa con sede en Barcelona The Running Republic, hechas 100% con plásticos reciclados del océano.
En definitiva, se trata de aplicar al running, como actividad habitual, una serie de criterios que también deberíamos adoptar en nuestra vida normal, para ser más respetuosos y que el planeta nos dure un poquito más.
