Los recortadores ¿nacen o se hacen?
Por carreraspopulares.com
No hay carrera importante en este país que no despierte en los días siguientes una serie de polémicas intrínsecas a la propia carrera. Con más o menos gravedad, los temas de los que se habla al día siguiente suelen ser, en su mayoría, aspectos organizativos, tanto para ser alabados como criticados. La medición del recorrido es un clásico, ya que muchos corredores aseguran que su reloj les marcó una distancia diferente a la que se supone que debería medir el circuito. Otros hablan de la calidad y buen trato de los voluntarios, o de si les gustaron más o menos los regalos de la bolsa del corredor. Opiniones que, como en cualquier deporte, se podrían considerar la salsa del running.
Por otro lado están las historias personales. Corredores y corredoras que han logrado la hazaña que perseguían, o que se han quedado a las puertas de la gloria. Fotos de dorsales, del momento de cruzar la meta, de besos, abrazos, alegrías... Fotos de tu reloj, marcando la distancia y el tiempo que acabas de conseguir.
En algunas ocasiones también se habla de los demás. Se escuchan o se leen historias de otros corredores que nos hemos cruzado en carrera. Hablamos de aquellos que no se han colocado bien en la salida y han entorpecido el paso, o de aquellos que nos han dado una palabra de ánimo y nos han ayudado a superar un mal momento... Y se vuelve a hablar, en cada carrera, una y otra vez, de una raza de corredores que siempre hace su aparición: los recortadores.
¿Qué es un recortador?
En carrera, reconocer a un recortador es fácil. Es alguien para quien las barreras arquitectónicas no se han hecho para marcar la separación en el recorrido de una carrera. También son aquellos capaces de anticiparse a posibles errores de medición y que, mediante la aplicación de nuevas vías de paso, van ganando unos metros en cada esquina, de manera que al final de la carrera la medición de su tiempo será más exacta, puesto que habrán hecho una distancia parecida a la de su GPS. O simplemente son unos jetas. Unos aprovechados que buscan conseguir sus récords haciendo trampa.
Y es que, por definición, alguien que recorta en una carrera es alguien que hace trampas. Para poder comparar el tiempo de cada finisher y hacer una clasificación, todos deberían haber hecho una misma distancia. No sería lícito poner en la misma lista a los que han corrido 10km con los que han corrido 9.700 metros. Son gente que no ha corrido la misma carrera. Aunque, como todo en la vida, siempre hay matices. Y es que hay tipos de recorte que son más “pasables” que otros.
Tipos de recortadores
Al primer caso de recortador podríamos llamarlo el “esquinero”. Se trata del que aprovecha cualquier doblez o glorieta del recorrido para “salirse por la tangente” y, subiéndose por las aceras, quitarle unos pocos metros al recorrido. Este tipo de recortador en realidad es bastante inocuo, ya que no está consiguiendo una ventaja tan grande respecto a los demás. Las razones del “esquinero” no tienen por qué ser ilícitas. La mayoría de las veces lo hacen para evitar los tropiezos que el giro de algunas calles provoca, ya que los corredores que van por fuera de la trazada se cierran, provocando alguna situación complicada. En ocasiones, el salto del bordillo y su posterior reincorporación suelen llevarle el mismo tiempo que si hubieran hecho el recorrido correcto, con lo que está por demostrar que su ventaja sea real.
Después están los “amigos de los parques y las aceras”. Son aquellos que, para evitar aglomeraciones, se inventan su propio recorrido, improvisando a través de parques, jardines y aceras. En este caso, además de estar ganando bastantes metros, supone un agravio comparativo para los demás corredores, que se pueden ver atrapados en tapones y dificultades, por el mero hecho de cumplir con las reglas. Su motivo no suele ser el de hacer una carrera más corta, sino el de hacer una carrera diferente, donde no existan más corredores a su alrededor, y así poder sacar su máximo potencial.
Un caso muy particular de recorte es el de los giros en U. Cuando una carrera tiene algún giro en el que hay que cambiar el sentido de la marcha, y dicho giro no está muy bien marcado por un elemento urbano (rotondas, isletas...), la tendencia natural del corredor es la de hacer cada vez más cerrado el giro. Los primeros corredores, por lo general, lo suelen hacer correctamente, pero conforme avanza la carrera y llegan más corredores, la distancia va menguando, por efecto de quienes intentan cerrarse para aprovechar al máximo el recorrido. En este caso, podríamos hablar de recorte involuntario o “movido por la masa”.
Pero los que sí merecen mención aparte son los “runners bonobús”. Que son aquellos que salen de casa con el billete de transporte público “por si acaso” y, una vez en carrera, deciden que es una pena haberlo llevado para nada. Por ello, usan el metro o el autobús para recortar a lo grande, siendo capaces de dejar un maratón en una pachanga. Por supuesto, no faltará su foto con la medalla y la consiguiente publicación en redes sociales.
En esta vida de apariencias y exposición de logros, no siempre entrenar es el mejor camino para mejorar. Piénsalo en tu próxima carrera: ¿para qué esforzarte, si al final lo que cuenta es poder contar a tus seguidores que has conseguido completar la carrera? O tal vez seas de esas personas que encuentran satisfacción por haber conseguido tus logros, y te sientes mejor después de sacar tu mejor versión en carrera. Si es así, enhorabuena y, en el nombre de tus compañeros de carrera, muchas gracias.