Déjame Vivir: Kilian Jornet, en la cumbre
Por Luis Blanco para carreraspopulares.com
"Déjame vivir, libre; libre como el aire" Pau Donés/Jarabe de Palo
La nueva entrega de las películas que están documentando el reto Summits of my Life respira libertad. Déjame Vivir nos presenta al Kilian Jornet más real, el más divertido y abierto. En contraste con la anterior entrega de esta saga de documentales, A Fine Line, más reflexiva e intimista, y marcada por la tragedia de la muerte de un amigo (el esquiador Stéphane Brosse), éste nuevo capítulo destila alegría y optimismo.
El Kilian protagonista de ésta película es aún más humano , cercano y simpático. Se nos muestra desenfadado y juguetón. Porque lo que quiere demostrar es que para él correr, esquiar o escalar en la montaña es una forma de disfrutar la vida. Y hacerlo como si se tratase de un juego, eliminando trascendencia a las marcas o los logros. Lo importante es la experiencia en sí, y compartirla con la gente querida.
El documental se centra sobre todo en tres momentos, tres de los retos de Kilian dentro del proyecto Summits of my Life. El récord de ascensión y descenso de Chamonix al Mont Blanc (4.810 m); el récord de ascensión y descenso al mítico Cervino (4.478 m) desde Cervinia, en Itaia; y el intento de récord, en este caso sólo de ascenso, al Monte Elbrús, en Rusia (5.642 m).
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La épica de la montaña
Tres episodios llenos de imágenes épicas y momentos espectaculares. Con buen criterio, se ha cambiado en la película el orden cronológico en el que se realizaron los diferentes retos durante el año 2013. Aunque el intento fallido (debido a la mala meteorología) de récord de ascensión al Elbrús fue el último del año, en el film lo sitúa en segundo lugar, para acabar la película con el relato de lo ocurrido en el Cervino.
Y es que ese último tramo de la película es de lo mejor que hemos visto hasta el momento de Kilian Jornet en acción, y de Seb Montaz como realizador. Los impresionantes planos aéreos, aderezados con imágenes de cámaras sobre el terreno o de teléfonos móviles de personas que acudieron a ver la gesta del corredor, contribuyen a reforzar la épica aventura vivida y el espectacular récord conseguido: Kilian rebajó en más de 20 minutos el mejor tiempo de esta ruta, conseguido en 1995 por el mítico Bruno Brunod.
Un broche de oro para la película, que mantiene al espectador en vilo y emocionado durante los últimos minutos, para explotar de alegría en los planos finales: la localidad italiana de Cervinia volcada en sus calles recibiendo al campeón y el sentido abrazo de Brunod y Kilian.
Homenaje a los pioneros
Pero Déjame Vivir es también un homenaje. El que hace Kilian a sus ídolos, los pioneros del denominado skyrunning, como el propio Bruno Brunod, del que el catalán tenía un póster en su habitación cuando era niño. Ahora es la hija de Brunod la que tiene un póster de Kilian en su cuarto.
Es una manera de recordar a aquellos que hace décadas comenzaron a vivir la montaña de manera diferente. Jornet quiere dejar claro que él no abre caminos, sólo sigue los que otros abrieron hace mucho y quizá no han tenido el reconocimiento que se merecían. Sólo que Kilian quiere hacerlo más rápido que ellos.
Y hay algo más. Déjame Vivir es más que una película sobre el Kilian corredor de montaña. Él quiere ser libre para sentir la montaña en cualquier modalidad, por eso aquí vemos también al Kilian esquiador, al escalador y al alpinista. Y al cantante. Aunque será mejor que eso quede para sus momentos de distracción en la montaña y los viajes con amigos en furgoneta.
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