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El maratón olímpico más loco de la historia

Por Luis Blanco para carreraspopulares.com
Salida del Maratón Olímpico de San Luis en 1904
Salida del Maratón Olímpico de San Luis en 1904

El maratón olímpico de 1904, en San Luis, ha pasado a la historia como uno de los más locos y accidentados. Debemos tener en cuenta que los Juegos Olímpicos de la era moderna acababan de estrenarse tan sólo ocho años antes. En aquel primer maratón de 1896 el ganador fue Spiridon Louis, que estableció el récord de la distancia en 2.58.50.

La organización de un evento de estas características, por tanto, estaba aún ‘en pañales’ y los responsables de la prueba de maratón cometían muchos errores. Además, las condiciones meteorológicas el día (y a la hora) de la carrera no eran las más adecuadas.

La maratón de los Juegos Olímpicos de San Luis se celebró el 30 de agosto de 1904 en horario vespertino. A la hora de la salida la temperatura rondaba los 33 grados. En la línea de salida se juntaron 32 atletas: 19 estadounidenses, 9 griegos, 3 británicos y un cubano. Sólo 14 llegaron a la meta después de completar 40 kilómetros, la distancia oficial de maratón en aquel momento.

Al calor se unieron otras muchas circunstancias que hicieron que las condiciones de la competición fueran realmente duras. El recorrido transcurría principalmente por caminos de tierra poco cuidados y polvorientos. Además, únicamente había un avituallamiento, cerca del kilómetro 20 de la carrera.

El que no pasó por ese punto fue el primer corredor que llegó a la meta, el estadounidense Fred Lorz. Unos cinco kilómetros antes, Lorz se había subido a un coche y recorrió sobre el vehículo otros 15, aproximadamente, antes de bajar y recorrer el último tramo de la carrera en solitario para entrar en meta saludando al público.

Fue recibido con honores y fotografiado junto la hija del presidente Theodore Roosevelt, Alice. Pero una de las personas que habían presenciado su trampa le desenmascaró y Lorz lo admitió, asegurando que se trataba de una broma, que en ningún caso quería proclamarse oficialmente vencedor.

El ganador del Maratón, Thomas Hicks, ayudado por su equipo
El ganador del Maratón, Thomas Hicks, ayudado por su equipo

Un ganador medio muerto

Una vez descalificado Lorz, el ganador oficial fue otro estadounidense, Thomas Hicks. Aunque casi no pudo recibir su medalla de vencedor porque llegó a la meta muy perjudicado físicamente. De hecho, tuvo que ser atendido por varios doctores en el estadio que le salvaron la vida.

Y es que la carrera de Hicks no fue precisamente un camino de rosas. El atleta estuvo a punto de retirarse en el kilómetro 30. Pero sus asistentes le presionaron para que siguiera, a pesar de su lamentable estado. Para que se recuperase, le dieron varias dosis de un brebaje compuesto de huevo, brandy y estricnina, un tipo de pesticida usado para matar ratas. En pequeñas cantidades servía para estimular el sistema nervioso. Pero Hicks, poco a poco, acabó envenenado.

Hicks luchó contra los elementos, el veneno y los delirios. Durante muchos tramos casi no pudo caminar y sus ayudantes le tenían que mantener en pie. Así entró en la meta. Su marca, 3.28.53, lo dice todo. Es, con diferencia, la peor de la historia de los maratones olímpicos y la única por encima de tres horas. En París, 4 años antes, se había ganado con 2.59. A pesar de las evidentes ayudas de sus asistentes, los jueces, atendiendo a las normas de la época, dieron como ganador a Thomas Hicks.

Polvo y perros agresivos

Pero ese maratón olímpico de San Luis dio para mucho más. Otro atleta de EEUU, William García, tuvo que ser evacuado por los equipos sanitarios después de encontrarle tendido en el suelo en mitad del recorrido. Tenía importantes daños internos por respirar el abundante polvo del camino que levantaban los coches que acompañaban la carrera.

¿Y qué decir de lo que le ocurrió a Len Taunyane? Era uno de los dos africanos negros que participaba por primera vez en unos Juegos Olímpicos. Taunyane era originario de Sudáfrica. Muchos esperaban una buena actuación del atleta, pero acabó en novena posición. El problema fue que durante casi dos kilómetros tuvo que correr en sentido contrario perseguido por un par de peligrosos perros que le querían atacar.

El cubano Félix Carvajal
El cubano Félix Carvajal

El cubano ´andarín´

Pero sin duda, la historia más rocambolesca y recordada en los periódicos de la época y en los libros de historia olímpica posteriores la protagonizó el único atleta cubano de aquella maratón de 1904. Se llamaba Félix Carvajal y en su país se ganaba la vida como cartero y ‘hombre anuncio’. Le encantaba caminar y de ahí surgió su apodo “Andarín”.

La odisea del corredor comenzó realmente mucho antes de aquel 30 de agosto. Carvajal llegó en barco al puerto de Nueva Orleans con el poco dinero que había podido recaudar pidiendo apoyo a sus conciudadanos. Pero allí se gastó o perdió todo lo que tenía y tuvo que hacer el viaje hasta San Luis (unos 1.000 kilómetros) andando o haciendo autostop y apelando a la generosidad de los que se encontraba por el camino.

Una vez en la ciudad olímpica, el cubano se encontró con que no tenía la indumentaria adecuada. En realidad, no tenía ninguna experiencia atlética previa. Sus zapatos no eran los idóneos y tuvo que recortar sus pantalones de vestir para poder correr con ellos.

Su carrera fue de lo más extraña también. Carvajal paraba a menudo a comentar con los paseantes o con el público cómo iba la prueba. Pero se encontraba hambriento. Llevaba casi dos días sin comer y el esfuerzo de la maratón le obligaron a coger unas manzanas de un árbol del camino para reponer algo de energía.

El problema es que las manzanas le sentaron mal y le causaron molestos dolores de estómago. El cubano paró a descansar y se echó una siesta. Una vez recuperado, retomó la carrera y llegó a meta ¡en cuarta posición! No hay registros oficiales de su marca, pero se estima que pudo rondar las 4 horas.

SOBRE EL AUTOR

Luis Blanco
Periodista.<BR>Director de <b>A tu Ritmo</b>

www.correaturitmo.com


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