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Y tú, ¿entrenas por la mañana o por la noche?

Por Gema Payá para carreraspopulares.com

La pregunta ¿cuándo prefieres salir a entrenar? ¿Por la mañana o por la noche? Tengo respuestas enfrentadas y os explico por qué.

El mayor hándicap ¡los horarios! Sería perfecto que cada jornada laboral saliese rodada. Por poner un ejemplo, entro a las 9:00 h y salgo a las 18:00 h. Aparentemente, queda toda la tarde para llegar a casa y salir a entrenar o madrugar y calzarse las zapatillas antes de ir a trabajar.

Pero, ¿cuántos días podemos decir que cumplimos nuestro horario de forma estricta? Los imprevistos, los cambios de última hora y podría seguir citando condicionantes, son responsables de que mi agenda agenda se tambalee. Después de probar el encajar los entrenamientos en mi rutina diaria y de intentar acostumbrar al cuerpo a ello, os traslado lo que me trapa de salir a correr por la mañana y por la noche. Cada horario tiene su particular encanto.

Entrenar por la mañana


El despertador se convierte en lo más ingrato que mi subconsciente, y a la vez consciencia, pudiese toparse. ¿Es real? ¿Por qué está sonando el despertador? Una marea de excusas pasan por mi cabeza, incluso llego a pensar que es el momento del día en el que pienso más rápido y en el que soy capaz de darle la ‘vuelta a la tortilla’ y sacar excusas a todo. Pero no, siempre hay algún pensamiento que pesa, el que te dice que tienes que levantarte para entrenar. Y lo hago porque:

- Solo necesito 10 minutos para comprobar que no tenía tanto sueño como creía.

- Siento la soledad y eso me reconforta. Correr temprano implica hacerlo en la soledad de la noche.

- Los deberes hechos. Cuando completo el entrenamiento siento la satisfacción de haber cumplido, de que he logrado mi objetivo de salir a correr y ningún imprevisto truncará mi entreno.

Por el contrario, mi cuerpo no llega a acostumbrarse a este ritmo de madrugones y el cansancio lo arrastro durante todo el día. Esto implica ¡entrenar el cuerpo y querer un poco más al despertador!

Entrenar por la noche


Existen factores que condicionan que dejemos para última hora nuestro entreno. Básicamente se resumen en dos: por el trabajo o porque somos de los que nos gusta dejarlo para el final y concluir el día con una dosis de kilómetros. Esto es lo que me llena correr de noche:

- Libero tensiones o busco soluciones: vivo dos situaciones diferentes. Cuando salgo a entrenar de noche, después de toda la jornada laboral, bien puedo seguir pensando e intentar dar soluciones a los problemas surgidos durante el día o todo lo contrario, no pienso en nada, mi mente se libera. Ojala pudiese controlar esto.

- Me siento eufórica: No me preguntéis por qué, pero la sensación en los de primera hora de la mañana. No se el por qué, pero es así. Intentando dar respuesta a ello me topé con estudios sobre ritmos biológicos que demuestran que tanto las funciones pulmonares como la movilidad están en su mejor momento de noche.

El inconveniente de dejarlo para el final es que son muchas las ocasiones en las que bien la pereza o la carga de trabajo se convierten en el peor compañero de entreno y termino quedándome en casa.

Como conclusión a todo esto, ¿con qué me quedo? Apuesto por las sensaciones que experimento cuando salgo a entrenar por la noche, sin embargo soy consciente de que lograr mantener la rutina matutina de kilómetros me ayuda a ser más organizada y ¡no terminar escaqueándome!

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