Maratón olímpico de 1936: Sohn Kee-chung, leyenda y reivindicación
Por Luis Blanco para carreraspopulares.com
“Los japoneses podían impedir que nuestros músicos tocaran nuestras canciones. Podían detener a nuestros cantantes. Pero no podían impedir que yo corriera”. Sohn Kee-chung.
Seúl, 17 de septiembre de 1988. Un anciano de 78 años entra corriendo en el Estadio Olímpico de la capital surcoreana con la antorcha en alto. Es Sohn Kee-chung, toda una leyenda deportiva de su país. Gran atleta de fondo durante su juventud, Sohn consiguió su mayor logro cuando venció en el maratón olímpico de 1936. Pero fue una victoria amarga, porque no ganó el oro para su país, sino para Japón, nación invasora de Corea cuando se celebraron los Juegos Olímpicos de Berlín.
Los Juegos Olímpicos de Berlín habían comenzado con un homenaje a un ganador olímpico de maratón. De hecho, al primero de la era moderna: Spiridon Louis. Aquel pionero que se impuso en la mítica distancia, entonces de algo menos de 40 kilómetros, en los Juegos Olímpicos de 1896. Para honrar su gesta justo 40 años después, Louis encabezó la delegación griega en la cita de Berlín.
Los Juegos de la capital alemana serán recordados sobre todo por la figura de Hitler y su intento de imponer sus ideas sobre la supremacía aria usando el evento como un gigantesco escaparate de su poderío frente al resto del planeta. Aunque el verdadero protagonista fue, sin embargo, un atleta de raza negra. Jesse Owens ganó cuatro medallas de oro y dejó atónitos y consternados al ‘fuhrer’ y sus acólitos.
Estos acontecimientos dejaron en un segundo plano otros hechos relevantes que ocurrieron en aquella cita olímpica. Como el maratón, que además tuvo una significancia política y generó otro héroe deportivo para la historia.
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El día de la carrera
La prueba se disputó el 9 de agosto y la salida se dio en el mismo Estadio Olímpico. Después de una vuelta a la pista, los casi 60 participantes salieron a las calles de Berlín. Sohn Kee-chung llegaba a la prueba con 9 victorias en los 12 maratones que había disputado en los tres años previos. Y con el récord del mundo de maratón en su bolsillo, una marca de 2.26.42 conseguida en Tokio en 1935.
Pero en Berlín el máximo favorito era el defensor del título, el argentino Juan Carlos Zabala, que había ganado el maratón de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1932. Y se puso en cabeza desde los primeros compases de la prueba.
Sohn y el británico Ernest Harper le perseguían a distancia, conscientes del fuerte ritmo que había impuesto Zabala de salida. Algo que perjudicó al argentino, que en el kilómetro 28, presa del cansancio, tropezó y cayó al suelo. Se tuvo que retirar en el 33, tambaleante y exhausto, cuando el grupo perseguidor le dio alcance.
Harper, por su parte, empezó a sufrir por las ampollas en sus pies. Sohn aprovechó para adelantarse y llegar en solitario de nuevo al Estadio Olímpico, donde recorrió victorioso los últimos 150 metros por la pista hasta la meta. Su marca fue de 2.29.12, nuevo récord olímpico. El atleta inscribía así su nombre en la historia del atletismo. Aunque realmente no era el suyo. Oficialmente, el ganador se llamaba Son Kitei, nombre japonés de Sohn.
Lo mismo ocurrió con el tercer clasificado, oficialmente Nan Shoryu, japonés, pero que en realidad se llamaba Nam Sung-yong y procedía, como Sohh, de Corea. Ambos subieron al podium a recoger su premio junto al británico Harper, segundo clasificado.
Cuando sonaba el himno japonés durante la ceremonia de entrega de medallas, Sohn y Nam bajaron la cabeza avergonzados y en forma de protesta contra la ocupación nipona de su país. Sohn, nacido en 1912, había vivido siempre bajo la bandera japonesa, ya que la invasión había comenzado en 1910.
Reconocimiento tardío
En los días posteriores Sohn intentó dejar claro a los periodistas que él era coreano, no japonés, pero no sirvió de mucho. En su país, un periódico llegó a publicar su foto en el podio pero borrando la bandera japonesa de su pecho. Como represalia, el gobierno japonés cerró el periódico y detuvo a ocho personas.
Tras la Segunda Guerra Mundial Sohn fue entrenador del equipo coreano de maratón y llevó a varios atletas a conseguir distintos logros en la distancia. Luego pasó a formar parte del Comité Olímpico de Corea del Sur. En 1986, Sohn Kee-chung recibió un importante reconocimiento en California, donde se cambiaron su nombre y su nacionalidad en un monumento dedicado a los ganadores olímpicos de maratón.
En los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988, Corea del Sur rendía homenaje a su héroe local. Sohn Kee-chung elevaba los brazos en medio de la ceremonia de inauguración camino del pebetero. Sonriente, saludaba al público del abarrotado estadio mientras corría y daba saltos como un niño por la pista de atletismo.
Pero fue hasta 2011 cuando el COI reconoció la nacionalidad coreana de Sohn en su ficha oficial. El atleta había fallecido 9 años antes, el 15 de noviembre de 2002, a la edad de 90 años.