¿Podemos seguir entrenando si estamos lesionados?
Por David Calle para carreraspopulares.com
La gran mayoría de nosotros los corredores hemos pasado por el indeseado "parón" de nuestra actividad física favorita por culpa de las lesiones. En algunas ocasiones se trata de cosas de poca importancia y que nos mantienen sólo unos días parados, pero en otras ocasiones se trata de algo más serio que nos obliga a estar semanas e incluso meses en el "dique seco".
Nadie que entrene regularmente y se esfuerce está libre de riesgos. Algunos son más propensos a las lesiones y otros menos, pero puedo asegurar que hay quien después de muchos años como corredor y sin haber sufrido apenas lesiones, se ha creído casi "indestructible", hasta que ha llegado el fatídico momento y le ha obligado a estar parado.
¿Pararse al 100% cuando caemos en una lesión?
Pero,¿parado? ¿Por qué no aprovechar el tiempo para entrenar facetas que a lo mejor teníamos descuidadas o a las que dábamos poca importancia?
Evidentemente, dependiendo de lo limitante que sea la lesión, se puede trabajar de otras maneras y mantener cierto nivel de forma. Como corredores que somos, la mayoría de nuestras lesiones se localizan en el tren inferior, pero eso no impide que podamos realizar, por ejemplo, ejercicios de fortalecimiento de la musculatura lumbopélvica, mejorar nuestro tono del tren superior (eso sí, sin hipertrofiar, que luego a la hora de correr eso pesa), algo deseable aunque seamos corredores de fondo, o seguir haciendo trabajo aeróbico como elíptica o bicicleta que ciertas lesiones sí permiten, y no sólo entrenamientos continuos sino también fraccionados.
Incluso hay lesiones con las que se puede hacer trabajo de fuerza del tren inferior, siempre y cuando se elijan las tareas adecuadas. Normalmente ejercicios como la sentadilla o el peso muerto se pueden realizar si nuestra lesión sólo nos impide el impacto contra el suelo, pues en ellos los pies no se mueven. Si disponemos de gimnasio, las máquinas facilitan también la tarea de trabajar con lesión, y, aunque quizá no es el trabajo más efectivo para un corredor porque no son ejercicios funcionales, sí permiten mantener tono muscular, hecho que agradeceremos cuando volvamos a calzarnos las zapatillas para correr.
Este es un trabajo que debemos realizar aún estando sanos, porque nos ayuda a mejorar como corredores y a evitar lesiones y sobrecargas por debilidades y descompensaciones, pero que muchas veces se olvida porque sólo nos centramos en correr, correr y correr.
La cabeza también entrena
Hay que añadir que seguir entrenando en lo que podamos mientras estamos lesionados también es de gran ayuda desde el punto de vista psicológico, porque tendremos la sensación de estar aprovechando esas semanas de parón, y porque es un sustitutivo de lo terapéutico que resulta para nuestra mente el hecho de salir a correr. No es lo mismo, está claro, pero es mucho mejor que dejarnos llevar por la desidia y el desencanto y no hacer nada.
En cuanto a la vuelta a las zancadas, hay que seguir el sentido común y el consejo de los profesionales. Si nuestra lesión aún nos produce dolor mientras corremos, no deberíamos precipitarnos. Hay un sencillo principio que podemos seguir, y es que si entrenamos mientras nos estamos recuperando de una lesión y después de ese entrenamiento el dolor aumenta, nos hemos pasado.
Es mejor pecar por defecto, pues muchas veces, por precipitar nuestra vuelta, corremos intentando no sobrecargar la zona afectada pero sobrecargando por contra otras zonas, lo cual puede conllevar la aparición de una nueva lesión por descompensaciones biomecánicas.
David Calle es entrenador de corredores en RunningDC, Madrid Sur.
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