Runner: reduce tu huella de carbono
Por carreraspopulares.com
Que correr es una actividad muy ecológica y que a los corredores nos preocupa nuestro planeta son dos afirmaciones en las que todos estaremos de acuerdo. Sin embargo, nos gustaría añadir una tercera, que esperamos que también os parezca acertada: siempre se puede hacer más.
Los efectos del cambio climático en nuestro planeta son cada vez más preocupantes. En parte por los propios cambios del planeta tierra, pero sobre todo por la acción del ser humano. Somos la primera generación que puede tomar decisiones que afecten al bienestar del planeta. El aumento de información sobre los efectos de la actividad humana hace que podamos medir qué influencia tenemos en este cambio planetario.
La huella de carbono del running
La huella de carbono es una forma de medir el impacto en el medio ambiente de cualquier actividad humana. Generalmente se usa para comparar el efecto de ciertas actividades o industrias o incluso el de un país o comunidad. La huella de carbono es la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que produce el ser humano al fabricar un producto o realizar sus actividades diarias, es la huella que deja nuestro paso en el planeta. Se expresa en toneladas de CO2 emitidas.
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Pensarás que correr no emite ningún gas de efecto invernadero, y tienes razón. Para correr no se necesita el uso de ningún combustible fósil que arroje gases a la atmósfera. Pero para analizar el impacto de cualquier actividad no solo se tiene que medir la propia actividad en sí sino los recursos que se usan para ponerla en práctica. En nuestro caso, lo que más impacto tiene es, sin duda, el transporte. Por ejemplo, si para ir a correr te desplazas a un parque que está a 15 kilómetros de casa, 3 veces a la semana y haces ese desplazamiento en coche, estás emitiendo (depende del modelo de coche) unas 0,3 toneladas de CO2 al año. Teniendo en cuenta que la emisión de media en España es de 5,08 toneladas al año por persona, podemos contribuir bastante a reducir ese impacto simplemente yendo en transporte público o compartiendo coche.
Lo mismo para las carreras que elegimos. Hacer running “de proximidad” supone comprometerse más con el medio ambiente. O escoger medios de transporte como el tren, en el caso de que se opte por destinos nacionales.
Huella de carbono en los maratones
Muchas carreras ya están sumándose a la reducción de la huella de carbono. En Europa el caso más destacable es el del Maratón de París , patrocinado por la energética Schneider. Esta competición se ha propuesto ser “carbon neutral” para 2019. Para ello, mide cada año el impacto en el medio ambiente de su carrera, teniendo en cuenta el desplazamiento de cada uno de los participantes y sus familias, para luego contribuir a compensar las emisiones provocadas.
En 2018, la huella de carbono del Schneider Electric Marathon de Paris fue de 25.000 toneladas de CO2. Para compensar estas emisiones, la organización hizo una donación a la fundación Livelihoods , por un importe equivalente al 80% de la huella de CO2 calculada. En 2019 la aportación será del 100%. Esta fundación ayuda a evitar la deforestación de los bosques de Kenia, los cuales son usados por las familias locales para cocinar. Mediante la aportación a esta ONG, se dota de medios a las familias para evitar el talado de árboles y así evitar la desaparición de estos bosques, que cada año ven menguar su tamaño en un área de cinco veces el tamaño de la capital francesa.
En España poco a poco vamos teniendo conciencia de la importancia de regular y reducir las emisiones asociadas a las carreras. Por ejemplo, el Maratón de A Coruña mide las emisiones de CO2 y se compromete a difundir hábitos respetuosos con el medio ambiente entre los participantes. Ojalá ejemplos como estos sean cada vez más habituales. Mientras tanto, podemos ocuparnos de aquello que esté al alcance de nuestra mano.
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