Un Campeón del Mundo como regalo navideño
Por Luis Miguel del Baño para carreraspopulares.com
-¿Cuánta distancia es un maratón?
-Son 42 kilómetros
-Y, ¿cuántas veces te paraste cuando lo ganaste?
-Pues ninguna, hombre.
-¿¡Ninguna!? ¡Buah! ¡ No te creo!
Es la simpática conversación que mantenía uno de los jóvenes internos en el centro de menores Jaume I de Picassent con el Campeón del Mundo de Maratón M45, el atleta del Cárnicas Serrano Miguel Ángel Plaza, que junto con otros compañeros atletas les hacían una visita. Minutos después, Plaza entraba a la meta de una simbólica carrera con dos de esos jóvenes infractores levantando los brazos en señal de victoria. Una imagen con un alto valor emocional.
La visita de varios atletas de primera línea fue el particular regalo navideño que recibieron los chavales que cumplen su internamiento en el citado centro, pero también fue un regalo para los propios corredores que les visitaron.
El running como aprendizaje vital
Se trata de la III Carrera Solidaria del citado centro de menores. Para muchos de los chavales que participaban, hasta ahora las zapatillas deportivas habían sido un simple instrumento para ir a la moda o encajar en su grupo de amigos. Ahora les iban a dar uso de verdad, demostrando que son chavales que están privados de libertad, pero no de motivación.
Los participantes, alrededor de 60 menores internados por delitos o faltas, decidieron darse a sí mismos una nueva oportunidad a través del running. Frente a ellos, uno de los circuitos más cortos que se pueden encontrar en el mundo del running (tan solo mide unos 250 metros, lo que da de sí el patio del centro), pero que albergaba una de las carreras más grandes en solidaridad.
La prueba consiste en dar tantas vueltas como sea posible al citado circuito en los 15 minutos que hay de tiempo límite máximo. Con arco de salida y cuenta atrás, todos salen a la vez con el pistoletazo inicial. A partir de ahí, comienzan a correr cada uno según sus posibilidades. Por cada vuelta que da al circuito cada corredor, van sumando una pequeña aportación económica a la ONG ‘Save the children’, que destinará esos fondos a proyectos con niños en África. Una pequeña suma individual que, poco a poco, se va convirtiendo en una gran aportación gracias a la suma total de vueltas de todos los participantes.
“Poder ayudar a niños que lo necesitan más que nosotros estando aquí dentro sin salir ha sido muy bonito”, revelaba uno de los menores participantes en la prueba, a quien no le falta razón. Esa era precisamente una de las voluntades de los educadores de estos chicos y chicas, que se dieran cuenta de que, estemos en la posición que estemos, siempre podemos ayudar a gente.
Acompañados por atletas de primer nivel
El mencionado Miguel Ángel Plaza se unió a estos chavales en su particular carrera, pero no fue el único. Otros atletas como Irene Espí, Natacha López, Adil el Hand o Marta Esteban en años anteriores, han dado apoyo a este proyecto, que se inició con el impulso del Club Deportivo Es Posible.
Desde hace varios años, dicho club, colabora con el centro de menores en sus actividades deportivas que, como ocurre con esta iniciativa, buscan un componente solidario y de enseñanza en estos chavales. Pero las experiencias van más allá del centro de menores, ya que a través del CD Es Posible, muchas de las personas que están en estos procesos de reeducación, se han animado a inscribirse y correr en el Circuito Divina Pastora de Carreras Populares de Valencia y participado en sus carreras. Una organización deportiva que se esfuerza para que estos menores puedan disfrutar de primera mano de sensaciones positivas que muchos de vosotros conocéis.
“Para mí ver a mi hijo esforzándose por algo y que encima ese algo sea ayudar a niños que lo necesitan más que él es algo que me parece impagable. Ahora sí que le veo por el camino que tiene que ir”, nos comentaba el padre de uno de los menores.
Los atletas compartieron zancadas con estos chavales, pero también experiencias. Durante los instantes previos a la carrera, les pudieron ofrecer una charla motivacional entorno a los aspectos positivos del running. Valores como la superación, la autorrealización o el esfuerzo por lograr metas se pusieron de relieve gracias a esta iniciativa.
“En el fondo tenemos un circuito muy corto, solo lo que mide el patio, pero tenemos un corazón muy grande”, sentenció uno de los chavales participantes. No le falta razón. El running consiguió que, por unas horas, ellos fueran los protagonistas de una gran gesta.