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¿A los runners nos crecen los pies?

Por Rubén Sánchez-Gómez para carreraspopulares.com

Es bien sabido entre los podólogos deportivos que atendemos en consulta de manera asidua a deportistas en general y corredores en concreto, que la pregunta de "si es posible que nos haya crecido el pie" no es tan infrecuente y menos aún inverosímil.

Esta afirmación, por extraña que parezca, no solo es cierta, sino que además tiene su base fisiológica. Bajo cualquier actividad física (y no sólo deportiva), el aumento del volumen muscular fruto del aumento de la demanda energética de los músculos es lógica: los vientres musculares requieren un mayor aporte sanguíneo para la llegada de nutrientes y sustrato de energía en forma fundamentalmente de glucosa, y ello conlleva un aumento del diámetro vascular (venas y arterias) para aumentar dicho transporte sanguíneo; consecuencia; los músculos también aumentan su tamaño al llenarse de sangre (es bien conocido por los deportistas el efecto de "salir hinchado del gimnasio"). Pues este efecto también se produce en los pies, donde obviamente también existen músculos que demandan dicho incremento sanguíneo.

Por otra parte, se da una circunstancia específica de los pies que no sucede en el resto del cuerpo pero que también conlleva este fenómeno de "aumento de talla" cuando hacemos deporte, y es la gravedad. Efectivamente, los pies son la estructura del aparato locomotor que más sufre el efecto de la gravedad y el sustento del peso corporal. En condiciones normales (esto es, fuera de la fatiga deportiva), la estructura músculo-ligamentosa de un pie sano es capaz de soportar el peso corporal con la bóveda interna del arco plantar sin colapsarse.

Sin embargo, cuando terminamos de practicar una actividad deportiva, como puede ser correr durante una hora, la musculatura plantar encargada de soportar dicha bóveda, se fatiga y podrá "ceder" hacia abajo levemente por el efecto de la gravedad y del peso del sujeto. Esta situación mantenida durante mucho tiempo, combinada con un pie con tendencia a la hiperpronación (visible sólo al criterio de un podólogo experto en biomecánica) podrá derivar en un aumento progresivo de la talla del pie del sujeto, hasta que llegue al tope de la resistencia elástica de sus tejidos, antesala de la lesión.

SOBRE EL AUTOR

Rubén Sánchez-Gómez
Equipo Pododinamica<BR>Expertos en Biomecánica

www.pododinamica.es


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