Cómo funciona el chip de una carrera
Por Chema Martínez Pastor para carreraspopulares.com
Imagínate una carrera de 10K con más de 20.000 atletas. Se da el pistoletazo de salida por oleadas. Cada 5 minutos sale un grupo de 6-7.000 corredores. Conforme avanzan los kilómetros, algunos de los que han salido más atrás se juntan con los que han salido antes. En el kilómetro 5 la organización ha puesto un punto de control para medir el tiempo con unas alfombras. Los atletas pasan por encima de manera desordenada, los de cada cajón a su ritmo, mezclados entre sí. Al llegar, todos ven un mismo cronómetro, que marca el tiempo que ha pasado desde que el primer grupo ha tomado la salida. Puede que no corresponda con el tiempo que ellos han tardado en hacer la carrera, ya que han pasado por el arco de salida 6-7 minutos después de que ese crono se ponga en marcha. Mientras, unos pitidos suenan con el paso de cada corredor por debajo del cronómetro.
Al día siguiente, o incluso horas más tarde, todos pueden consultar sus tiempos en una web o en un listado con las clasificaciones. Todos tienen el tiempo ”neto”, es decir, cuánto han tardado realmente en conectar el arco de salida con el arco de meta. También pueden ver el tiempo que han tardado en hacer cada parcial de 5 kilómetros. ¿Cómo ha podido la organización medir el tiempo de todos los corredores y ofrecer el cálculo de su paso por meta de una forma tan precisa? Sería imposible sin la tecnología de los chips de cronometraje.
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¿Cómo funciona un chip para cronometrar carreras?
En realidad, hablar sólo de un chip sería erróneo, ya que nos dejaríamos fuera al verdadero cerebro del cronometraje. Un buen sistema de cronometraje es aquel que, no sólo registra correctamente el paso de los atletas, sino que dispone de un software de procesado que analiza todos esos datos para obtener las clasificaciones finales de una forma ágil y fiable.
Los sistemas de cronometraje actuales se componen de varios elementos para realizar su función correctamente. En primer lugar, hay que pensar que, como participantes de una carrera todos tenemos una ficha en el listado de la organización que relaciona nuestro número de dorsal con el resto de información que tengan de nosotros (nombre, DNI, categoría...). El chip, como elemento que nos identifica, lleva grabado en su interior como información más importante el número de dorsal de cada corredor. En los sistemas con chip reutilizable, el chip tiene un código propio identificativo, que luego el sistema de cada carrera relaciona en su base de datos con un número de dorsal de la carrera.
La misión del chip es enviar, al pasar por un punto de lectura, la información de qué número de chip o dorsal ha pasado. La tecnología que usan los chips para enviar la información a las antenas receptoras (situadas en la famosa alfombra) puede variar, siendo la radiofrecuencia RFID la más habitual. Actualmente los avances tecnológicos han permitido cambiar la posición del chip de la zapatilla hasta la altura del pecho, y se han reducido los costes para hacer viable que llevemos chips de usar y tirar adheridos a nuestro dorsal. Este sistema usa muy poca energía, que el chip obtiene de las ondas de la antena, no siendo necesario que posea una batería para funcionar, lo que alarga indefinidamente la vida útil de un chip de este tipo.
El sistema receptor, por lo tanto, almacena un listado de los número de chip o dorsal que han pasado por sus inmediaciones, siendo muy efectivos aunque pasen cientos de chips a la vez, y son capaces de ubicar con mucha fiabilidad el paso de los corredores. Este número se asocia a una hora de paso concreta y se guarda en un listado de paso. Si la carrera tiene diferentes zonas de recogida de tiempos intermedios, cobra mucha importancia el envío de datos desde cada estación a la unidad central de cronometraje, ya que el sistema debe tener toda la información a tiempo para poder procesarla. En el caso de carreras con seguimiento en tiempo real, esta información no sólo tiene que ser procesada de manera inmediata, sino que debe ser subida al servidor desde el que se alimentan las webs o apps que muestran el paso de cada corredor.
Al acabar la carrera es cuando llega el momento del ordenador central. Con los datos de todos los corredores y sus pasos en cada punto de control, los listados de paso se unifican (salida, meta y pasos intermedios) para comparar los tiempos de cada chip y calcular tiempos de paso reales. Por último, el sistema del cronometrador añade al listado de tiempos los datos de que disponga de cada corredor y poder así realizar las diferentes clasificaciones si las hubiera.
La RFEA tiene una responsabilidad sobre la fiabilidad de estos sistemas, asegurando mediante un sistema de homologación que los cronometradores de cada carrera disponen de los sistemas y medios necesarios para asegurar la fiabilidad de los datos recogidos.