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Corriendo por la historia: Las Hurdes

Por Jorge González de Matauco para carreraspopulares.com

CORRIENDO POR LA HISTORIA (1): Las Hurdes

A raíz del número 54 de los reportajes elaborados para la serie Corriendo por los puertos míticos, en concreto el correspondiente al puerto de Las Yeguas y a la ruta de Carlos V, comprobé que la historia de España puede ser conocida a través de sus caminos, de rutas asequibles para correr, señalizadas, placenteras y poco técnicas, cuya consecución proporciona una enorme satisfacción.

Por eso, después de haber tenido que interrumpir la serie anterior a causa de la pandemia, se inicia aquí un nuevo proyecto consistente en correr por senderos que representen algunos de los hechos históricos, más o menos conocidos, acontecidos en este país. Y la primera ruta nos lleva a Las Hurdes, una región que por su especial idiosincrasia atrajo en el pasado a reyes, literatos, cineastas e intelectuales de todo pelaje y condición.

Oscuras leyendas contribuyeron a ese interés, como la de que los hurdanos procedían de judíos huidos de otras tierras a causa de las persecuciones o de improbables godos asilvestrados por siglos de aislamiento que se expresaban en una jerga incomprensible llena de sonidos guturales. Lo cierto es que el escarpado territorio hurdano dependió durante muchos siglos de la cercana localidad de La Alberca, que impuso restricciones y multas de todo tipo que impedían el progreso y una subsistencia digna. Si a ello añadimos la particularidad de los valles hurdanos, de una áspera belleza configurada por un sinfín de corrientes de agua y por un relieve escarpado y pedregoso poco propenso a los cultivos y que dificulta enormemente las comunicaciones y favorece el hermetismo, ya están servidos todos los ingredientes para que, a partir del siglo XVIII, los visitantes de Las Hurdes fueran testigos de una escandalosa miseria, de un analfabetismo generalizado y de una gravísima situación sanitaria que ocasionaba problemas como el cretinismo, el raquitismo y el paludismo.

Algunos aprovecharon ese panorama para pintar una imagen aterradora de la región y atribuir, falsamente, a sus habitantes calificativos gruesos como raza maldita, bárbaros, desidiosos, degenerados, salvajes e inmorales. Otros, como el hispanista Maurice Legendre, Miguel de Unamuno o el doctor Marañón, entendieron mejor la filosofía de Las Hurdes y los hurdanos. En concreto, Miguel de Unamuno expresó la gran laboriosidad de estos últimos y el descomunal esfuerzo desplegado para obtener un mísero rendimiento: “Si en todas las partes del mundo el hombre es hijo de la tierra, en Las Hurdes la tierra es hija de los hombres”. Y como veremos en nuestras rutas, a continuación tanto el rey Alfonso XIII como, posteriormente, Luis Buñuel, cada uno en su ámbito, quedaron impresionados por los testimonios recogidos y se dispusieron a explorar personalmente la región.

 

Ruta de Las Batuecas
 
Llueve en La Alberca, aquella localidad salmantina a la que algunos hurdanos atribuyen todas las desgracias que arrastró la región en el pasado. Lo cierto es que La Alberca es un pueblo hermoso, con una arquitectura deslumbrante, con sus casas de entramado y sus calles empedradas flanqueadas por tiendas con productos típicos claramente dirigidos al turista.

www.laalberca.com

En las afueras se halla la Casa del Parque, desde donde comienza la ruta PRSA-10. Y los mejores kilómetros para correr serán precisamente los 2,5 iniciales, aunque sean cuesta arriba por una pista entre pinares que alcanza el portillo de Las Batuecas. Esta ha sido tradicionalmente la puerta de entrada a Las Hurdes y, aunque hoy las nubes tapan completamente el panorama, conozco que aquí se abre una excelsa panorámica de cumbres rocosas que se pierden en abismos sin fondo hacia los que se dirige el camino y que acentúan ese misterio de las tierras hurdanas que tanta curiosidad y sobrecogimiento producía en los antiguos viajeros. Convertido en un sendero pedregoso, planea primero para luego descender describiendo lazadas hasta toparse con los muros del monasterio del Desierto de San José de las Batuecas, un reducto de ascetismo y vida monástica fundado por los carmelitas.

monasteriodelasbatuecas.wordpress.com

La mejor vista del monasterio se obtiene desde el cercano mirador, y también se pueden enlazar los caminos que conducen a los canchales de las Cabras Pintadas y el Zarzalón, entre ríos y paredones rocosos, entre agua y piedra siempre presentes en Las Hurdes y Las Batuecas, aunque estos últimos senderos sean más aptos para caminar que para correr. Para concluir esta ruta de 14 kilómetros cabe atravesar la frontera entre Salamanca y Cáceres y recorrer ya por carretera la distancia que nos separa de Las Mestas, destino final también de las otras dos rutas propuestas.
 
Senda de Alfonso XIII

A raíz de las experiencias de Unamuno y Marañón, el rey Alfonso XIII quiso conocer la región y sus desequilibrios en primera persona. El viaje alcanzó la categoría de símbolo, ya que las consiguientes informaciones de la prensa permitieron desvelar para la gran mayoría de los españoles la realidad de las penurias del territorio hurdano. El viaje se llevó a cabo a caballo entre el 20 y el 24 de junio de 1922, y también fue criticado como “una excursión” fomentada más por criterios benéfico-caritativos que por una verdadera conciencia de justicia social.

Viaje de Alfonso XIII a Las Hurdes

Hoy en día, una ruta señalizada permite rememorar parte de ese viaje, en concreto los 22 kilómetros que separan Casares de Hurdes de Las Mestas. Ya en Casares, hay que bajar medio kilómetro por la carretera que se dirige hacia Heras para encontrar el primer mural del camino, que desciende brevemente entre bancales y empedrado para comenzar a subir a continuación durante 2,5 kilómetros, más por senderos que por pistas. Como recompensa, unas excepcionales vistas sobre Casares y la sierra de la Corredera.

El posterior descenso de dos kilómetros termina en Riomalo de Arriba, un pueblo encantador, desgraciadamente semiabandonado, que supone un encuentro con el pasado y con las tradicionales casas hurdanas de pizarra y tejados negros. La salida de Riomalo permite recuperar el ritmo por carreteras y pistas entre bancales hasta llegar a Ladrillar. Comienza aquí uno de los tramos más bellos del trayecto, aunque poco idóneo para correr, con una subida por la sierra de las Mestas, frente a Arroladrones y la sierra del Cordón, y un posterior descenso hacia Cabezo. Desde esta localidad, la pista se vuelve más amable y permite correr con facilidad, con presencia de colmenas, durante casi seis kilómetros que acabarán en Las Mestas, donde espera la hospedería Hurdes Reales en un edificio construido para el alojamiento de Alfonso XIII en su viaje a la comarca. Nunca mejor dicho aquello de dormir como un rey.

Senda de Buñuel

En 1932, casi diez años después del viaje de Alfonso XIII e impresionado por el libro de Maurice Legendre sobre la región, Luis Buñuel entró en Las Hurdes por nuestra ruta de Las Batuecas (incluso quiso comprar el convento) con el fin de rodar una película-documental. El artista Ramón Acín, llamado el Lorca aragonés, financió el proyecto de Buñuel con el dinero de un premio de la lotería. El resultado no dejó indiferente a nadie. Las Hurdes, tierra sin pan lleva el sello del autor, su barroquismo estético y estilo surrealista que busca lo más estrambótico y grotesco de la región y sus habitantes. Para muchos, incluido el doctor Marañón, uno de los artífices de la prohibición de la película en España,  Buñuel muestra deliberadamente el lado más desagradable y esperpéntico de Las Hurdes, preparando y trucando escenas a propósito. Para otros, Buñuel solo reflejó la realidad con un sentido artístico.

Las Hurdes, tierra sin pan

Hasta hace bien poco tiempo el nombre de Buñuel era maldito para los habitantes de Las Hurdes. Tanto que hubiera sido impensable bautizar con su nombre una ruta senderista. Sin embargo, hoy en día, con buen criterio, se aprovecha cualquier circunstancia para una buena campaña de promoción turística. La senda Buñuel propiamente dicha comienza en La Fragosa y termina en Las Mestas tras recorrer durante 27 kilómetros los principales lugares en los que Buñuel rodó su película. Mejor aún, la ruta se puede comenzar en El Gasco, uno de los pueblos más atractivos de Las Hurdes y que conserva de modo brillante la arquitectura tradicional, además de disfrutar de un paisaje montañoso dominado por los bancales, esas terrazas mediante las que los hurdanos tenían que apañárselas para tratar de obtener algún rendimiento a un terreno tan escabroso. Unas auténticas pirámides escalonadas que algunos denominan el Machu Picchu cacereño.

https://www.turismoextremadura.com

Lo primero que hay que decir es que, a diferencia de las anteriores, la ruta está deficientemente señalizada, sobre todo a partir de El Cerezal, con lo que aumentan las posibilidades de perderse y de realizar kilómetros de propina. La Fragosa y Martilandrán ofrecen al corredor espectaculares vistas sobre los meandros del río Malvellido. En una roca que pende sobre uno de ellos fue tiroteada la cabra que el documental de Buñuel presentó como si se hubiera despeñado. El recorrido por las faldas de la sierra La Gineta lleva hasta El Cerezal y enseguida a Nuñomoral, donde, ante la falta de señales, se puede optar por girar a la izquierda por carretera hasta Aceitunilla. Allí más vale preguntar por el camino hacia Ladrillar y Cabezo y no dejarse impresionar por la cara de espanto que pondrá más de un informante al responder. Un sendero que deja la localidad por su parte derecha sigue la senda La Antigua, y asciende hacia la montaña hasta confluir con una pista que es la llave que permitirá alcanzar el collado, eligiendo siempre el sentido ascendente en todos los cruces. En el collado observaremos los dos pueblos al fondo del valle y, detrás, las montañas de las Mestas por las que discurre la ruta de Alfonso XIII. Si se consigue alcanzar Cabezo, el tramo hasta Las Mestas es el mismo de la senda de Alfonso XIII, que ya conocemos.

En tres caminos habremos explorado corriendo la historia de Las Hurdes y de los personajes que la hicieron célebre, por unos paisajes tan magníficos como desconocidos y poco frecuentados.

Si prefieres carreras: Kilómetro Vertical de Las Hurdes Tío Picho
                                  Trail Extrem Cumbres Hurdanas
                                  Trail Morisco  

SOBRE EL AUTOR

Jorge González de Matauco
Autor del libro “En busca de las carreras extremas“


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