Dime cómo entras a meta y te diré cómo has corrido
Por carreraspopulares.com
El momento de entrar a meta en una carrera no es una parte más de la misma. Estamos de acuerdo en que hay que disfrutar todo el camino y, yendo un poco más allá, hay que disfrutar desde el primer día de la preparación de la carrera. Cuando dan la salida es un momento muy emocionante, y durante el recorrido pasaremos momentos que se van a convertir en muy especiales. Pero nada comparable a cruzar la meta. Pasar por debajo de ese arco hinchable y por encima de la alfombra del cronometraje es, básicamente, el objetivo principal de todo esto. Un momento que dura unos segundos apenas y del que no siempre somos plenamente conscientes.
Seguro que te ha pasado más de una vez: al día siguiente, viendo las fotos o el vídeo de meta de tu última carrera has pensado “¿pero soy yo? Yo no hice eso”. Y es que muchas veces olvidamos cómo hemos reaccionado, simplemente porque estamos más pendientes de las sensaciones que de otra cosa. Sin embargo, si ponemos atención (o si nos fijamos en los demás), veremos que hay mil forma de cruzar una meta y la mayoría de ellas están relacionadas con cómo nos ha ido.
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Explosión de alegría. Cuando alguien llega a meta con el objetivo cumplido o, simplemente porque se lo ha pasado bien, se le nota. La sonrisa se le puede ver desde que se le ve aparecer. Las muestras de felicidad se van haciendo más notorias mientras se acerca el final de la carrera. Entrar con los brazos en alto, saltando o haciendo gestos de alegría son síntomas inequívocos de que la experiencia en la carrera ha sido satisfactoria.
Sprint final. Hay quien, cuando llega a los últimos metros, aún guarda fuerzas para un último acelerón. Alguien que todavía tiene fuerzas para entrar en meta a toda velocidad, o bien es un corredor que ha ido más tranquilo de lo que debería en la carrera o tiene la suficiente experiencia para saber administrar sus fuerzas de manera que aún le quede energía restante para entrar a tope.
Mirando el reloj. Una variante del anterior es cuando, además, va mirando el tiempo que está haciendo. Muestra clara de que está a punto de cumplir el tiempo que quería hacer en la carrera. Si te fijas bien nada más parar el cronómetro, te darás cuenta de si lo ha conseguido o no.
Buscando la cámara. Si al entrar en meta el corredor o corredora va buscando la cámara y/o haciéndose hueco para entrar en una zona despejada de otros corredores te indica varias cosas. La primera, que no es debutante. Cuando corremos nuestras primeras carreras bastante tenemos con averiguar qué arco es el que marca de verdad la llegada, entre los cientos que solemos encontrar. Pero, después de varias carreras en las que salimos con cara o postura extrañas, nos damos cuenta de que, además, hay que prepararse para la foto.
De la mano. Los compañeros que han corrido una carrera juntos suelen entrar de la mano. Es un final épico para un trayecto en el que se han estado apoyando y haciendo más fácil la carrera de la otra persona. Si uno de ellos mira mucho el reloj es que, además, están buscando batir la marca de uno de ellos.
Pasaba por aquí. También hay quien cruza la meta casi sin darse cuenta. Y eso suele pasar cuando hemos corrido incómodos o el final se nos ha hecho más largo de lo que pensábamos. Estamos tan cansados que cruzar la meta, aunque es un alivio, supone solo un paso más. A veces, lo que ocurre es lo contrario, que van tan “sobrados”, que podrían seguir corriendo durante varios kilómetros más.
En cualquier caso, no debemos olvidar nunca que la meta es un objetivo importante. Representa lo que sentimos al correr y resume muchos de los esfuerzos y sacrificios que hemos tenido que hacer para llegar hasta allí. Por eso, sea al cruzarla o poco después, lo que no debes hacer es no celebrarlo. Y, por supuesto, ¡pensar en la próxima!