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He empezado a hacer ejercicio por la mañana y esto es lo que ha pasado

Por Chema Martínez Pastor para carreraspopulares.com

Nunca he sido una persona a la que le cueste levantarse. No me importa ponerme el despertador pronto y poner el pie en el suelo nada más escucharlo, si es por una buena causa. Pero tengo que reconocer que, desde que corro, por las mañanas me cuesta un poco más. Llego más cansado al final del día y eso se nota. Para bien, porque no tengo problemas de sueño, pero también para mal, porque las mañanas son un momento más duro, al tener que salir de la cama cuando más a gusto estoy.

Por otro lado, como corredor, tampoco me ha gustado históricamente hacer ejercicios de fuerza o practicar otra disciplina que no sea correr. Cuando bajo a la calle a entrenar, bien por la tarde entre semana o por la mañana en fin de semana lo que quiero es correr. Cuando estoy en época de preparar una carrera importante, mi entrenador me incluye sesiones de fuerza y, entre la motivación por el reto y la comodidad de no tener que pensar qué hago, me dejo llevar y -más o menos- completo el entrenamiento que el ‘míster’ me ha pedido.

Pero, claro, uno no deja de escuchar a los expertos de lo importante que es entrenar la fuerza, en que estamos más preparados a nivel general ejercitando también el tren superior y, en definitiva, que hacer ejercicios de fuerza es un entrenamiento muy recomendable. Así que, dado que cuando bajo a correr está demostrado que me cuesta hacer otro tipo de ejercicios, he puesto en marcha un plan B: hacer ejercicios de fuerza por las mañanas.
El plan es el siguiente: por lo menos 3 días por semana, levantarme 15 minutos antes para hacer una sesión suave pero exigente de ejercicios distintos: a veces core, a veces piernas, a veces brazos. Y el resultado, lejos de ser espectacular, sí está siendo positivo, por varias razones:

- Soy más constante. Ponerme un reto que me cuesta y cumplirlo, como es levantarme a hacer ejercicios a los que no estoy acostumbrado, es algo que me satisface. Adquirir un hábito no es fácil, por lo que haberme demostrado que soy capaz me da un plus de confianza que viene muy bien para el resto de actividades.

- Conectar con el día. El momento de hacer ejercicio por la mañana se convierte en un ritual para empezar el día muy agradable. Dependiendo de la época del año, durante mi ejercicio se pasa de la noche al día. Ver amanecer mientras estoy activando mi cuerpo es un “chute” de energía que viene muy bien para empezar la rutina.

- Agenda del día. Esos 15 minutos son un momento para ir poniendo en marcha los motores de la cabeza y planificar lo que haremos durante el día. Tanto si es tu agenda laboral como si tienes que hacer planes personales o tareas de casa, da igual, repasar mentalmente tu agenda del día es una forma de ser más productivo.

- Me lesiono menos. Tal vez sea coincidencia. Pero desde que estoy haciendo estas sesiones matutinas, tengo menos molestias corriendo o después de correr. Es como si el cuerpo estuviera más preparado para el ejercicio. En ocasiones, si el día anterior he tenido entrenamiento más exigente y noto las piernas pesadas, cambio los ejercicios habituales por una sesión de estiramientos.

- Todo suma. Si al final, de lo que se trata, es de mantenerse activo, dedicar 15 minutos extra cada día a hacer ejercicio, al final es fácil sumar una hora más de ejercicio a nuestra semana. Cualquier aumento de la actividad sólo puede traer cosas buenas.

SOBRE EL AUTOR

Chema Martínez Pastor
Corredor Popular


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