Martes. Llegas a casa después de un día agotador en el trabajo. Has salido tarde porque la jefa te ha pedido un informe a última hora. Tú tenías ya organizado tu horario para salir un poco antes y así poder hacer tu entrenamiento de hoy, que es de series de las largas. Pero ya se ha hecho de noche y te da una pereza tremenda cambiarte y salir a la calle. Te armas de valor, te pones las zapatillas y sales a hacer tus kilómetros. Vuelves a casa, te toca hacer la cena porque tu pareja tiene turno de tarde, te duchas y al final del día caes como un tronco en la cama. Y piensas: “qué duro es esto de correr”.
Es sábado. El despertador suena a las 7.00 de la mañana. Estás cansado de toda la semana, pero abres un ojo, luego el otro y lentamente te levantas si despertar a tu pareja. Pasas cerca de la puerta de los niños sin hacer ruido. Cuando sales a la calle aún es de noche y hace mucho frío. Pero has quedado con tus amigos para correr unos kilómetros. No puedes dejar pasar ese entrenamiento y luego tienes un compromiso familiar. Así que esa es la hora a la que puedes ir. Y por tu cabeza pasa una frase: “qué dura es la vida del runner”.
Domingo. Hoy toca carrera. Te despiertas demasiado pronto. A la misma hora que entre semana cuando vas a trabajar. Desayunas, te vistes con un gesto de pesar y el sueño aún presente en tu cara. Cuando sales de casa te planteas darte la vuelta y meterte otra vez en la cama. Pero has pagado el dorsal, has quedado con unos compañeros de entrenamiento y además hoy te gustaría batir tu marca en esa carrera. Tu cabeza y tus piernas te dicen que no es el día, que mejor no ir. Pero finalmente te diriges hacia la salida y dices en voz baja: “qué duro esto de ser runner”.
A veces es bueno pararse a reflexionar por qué corremos y "resetear" el cerebro.
Correr, siempre positivo
En realidad, todo esto lo haces porque quieres. Porque te gusta. Sino, no lo harías. ¿Qué sentido tiene ‘machacarse’ cada día por algo que detestas? En muchas ocasiones escucho a algunas personas comparar a los corredores populares con los de élite que -en pocos casos- se dedican casi exclusivamente a entrenar. Y nos otorgan a los populares un gran mérito porque nosotros “trabajamos, tenemos una familia y sacamos tiempo de donde no lo hay para entrenar”.
El día que correr suponga un drama en nuestras vidas y nos provoque una gran sensación de agobio y sufrimiento, será porque algo estamos haciendo mal. Porque correr, participar en carreras, marcarse objetivos y ‘forzarse’ a salir a entrenar nos debe traer cosas buenas, no malas. Y, en realidad, lo hace.
Una vida menos dura
Correr después de un día agotador de trabajo nos ayuda a desconectar y despejar la cabeza. Ir a correr un sábado por la mañana con los amigos hace que el día comience con energía y optimismo, porque estamos haciendo lo que nos apasiona y compartiéndolo con gente cercana. Y participar en carreras nos proporciona buenas experiencias, sobre todo si conseguimos nuestro objetivo. Ese día volvemos a casa con un sentimiento de satisfacción infinito.
Si en algún momento no te sientes así, es mejor que te detengas y reflexiones. ¿De verdad me merece la pena seguir haciéndolo? Quizá el problema es que lo estés planteando mal. O exigiéndote demasiado. Ese día es mejor ‘resetear’ y tomarte este deporte de una manera más relajada y lúdica. No, la vida del ‘runner’ no es dura. Correr debe hacer que la vida, en general, sea menos dura.
Correr se ha convertido en todo un fenómeno social. Eso no lo puede dudar nadie. Y, además de los beneficios físicos que conlleva (siempre que no nos pasemos y practiquemos este deporte con sentido común), aporta otros aspectos positivos. Entre ellos, conocer gente y crear una importante red de contactos.
Correr es el ejercicio físico más natural que existe. La Navidad es un momento perfecto para aquello que hacíamos de forma natural cuando éramos niños. Y correr puede ser la excusa perfecta para evitar los excesos navideños.
Debería ser un propósito que todos nos hagamos año tras año. Llega una nueva temporada y no prestamos la atención que deberíamos a nuestro cuerpo. Debemos plantearnos hacer las cosas bien para evitar lesiones. Pero no sólo hoy, sino todo el año.
Los maratonianos saben muy bien a qué nos referimos cuando hablamos del tío del mazo (o el muro). Muchos lo han sufrido; otros, por suerte, lo han esquivado. Pero no es ese el tío del mazo el que vamos a hablar. Sobre todo si nos dirigimos a los novatos. Se trata de esas personas o situaciones que nos ponen obstáculos a la hora de practicar nuestro deporte favorito. Estos son.
Cuando el running es una parte muy importante de tu vida es normal que se acabe convirtiendo en ´algo mas´..
. ¿Conoces a alguna pareja que se haya conocido corriendo? ¿Te ha pasado a ti? All you need is... run.
A todos nos gusta ganar. Pero seguro que sabes lo difícil que es. Enseñar a un niño o niña que debe ganar para divertirse haciendo deporte es un enfoque erróneo, aunque es muy fácil caer en él. Por contra, debemos motivarles a ser más constantes y a mejorar poco a poco.
Correr con tus hijos es una buena idea, porque verás en ti un ejemplo de conducta que les ayudará a afrontar sus problemas en el futuro. Sé el mejor ejemplo, mostrándoles la parte positiva del running.
Cruzar una línea de meta habiendo hecho marca personal es digno de darlo a conocer. Presumir está bien, porque para eso nos esforzamos. Siempre que se haga de una manera justa y sin desmerecer a los demás. ¿Por qué no?
El huevo es un alimento que se consume desde hace siglos, es económico, fácil de cocinar y digerir. Aporta proteínas y grasas en nuestra alimentación. Además, el aporte de vitaminas y minerales es considerable. Puede ser, por tanto, beneficioso para los deportistas.
El ictus es una de las principales causas de mortalidad y discapacidad en nuestra sociedad. Para la concienciación sobre la importancia del deporte para su prevención y para dar visibilidad a los pacientes y las familias que lo sufren en su día, el 26 de octubre se celebrará la Carrera Popular del Ictus en pleno corazón de Madrid, en el Paseo de la Castellana.
Disfruta de un 10K con salida y meta en las pistas de atletismo del Polideportivo Valleaguado de Coslada, sobre un recorrido señalizado donde tendrás referencia en cada kilómetro y encontraras punto de avituallamiento en el km 5 además del puesto de meta.