Llevamos un mes de desescalada. Un mes corriendo en la calle después de largo tiempo encerrados en casa. En todo este tiempo, las principales lesiones en corredores que nos hemos encontrado después del confinamiento en la consulta de fisioterapia tienen que ver, primero, con algo que esperábamos: caídas fortuitas, esguinces de rodilla o de tobilla o sobrecargas.
Además, durante el confinamiento hay muchas personas que no han hecho nada de ejercicio y han empezado a correr con todas las ganas. Por ello, han llegado las sobrecargas, normales en estos casos.
También nos nos hemos encontrado con pacientes que arrastraban lesiones previas y pensaban que después de este periodo sin correr se habrían recuperado. Pero no ha ocurrido. Sobre todo en el caso de las tendinopatías, que no han mejorado por si solas.
Pero lo que más nos ha sorprendidoy por lo que el número de pacientes nos ha aumentado estos días sorprendentemente, han sido los problemas de espalda. Al principio no le dimos mayor importancia, pero hemos decidido analizar cuáles son los factores por los que ha ocurrido esto. Creemos que hay varios motivos.
Motivos
El primero es la falta de ejercicio. Muchos habían hecho ejercicio en casa, pero el gran problema de los corredores es que sobre todo trabajamos las piernas y cada vez un poco más el core. Pero se nos olvidan la espalda y los brazos. A los corredores nos gusta correr y es difícil encontrar una buena rutina y un buen hábito de ejercicios de fuerza.
No obstante, lo positivo de todo este periodo de tiempo que no hemos podido correr es que hemos ido adoptando hábitos de fortalecimiento de la musculatura y ahora solo queda añadir trabajar también el tren superior, los brazos y la espalda.
Otro motivo importante que ha provocado problemas de espalda es el teletrabajo. Muchos han estado trabajando en casa sin tener un puesto de trabajo adecuado: con portátiles, en sillas bajas, sillones o sofás. Adoptando malas posturas en general por falta de medios.
Y el tercer motivo tiene que ver con la ansiedad. El estrés, causado por el hecho de estar encerrados durante mucho tiempo, por el miedo de que pase algo a algún familiar o la incertidumbre de la situación. Un montón de factores que al final, sin saberlo, nos producen mucha ansiedad y eso termina perjudicando a nuestra espalda.