Los 7 pecados capitales, en el running
Por Tono Fernández para carreraspopulares.com
Están escritos desde hace siglos, pero seguimos cayendo en ellos. Los siete (u ocho, según a quien hagamos caso) pecados capitales nos ponen a prueba en nuestro día a día como personas, pero también como corredores. Solo hay un consejo que te podamos dar: ¡véncelos! Una correcta actitud ante el deporte es un paso importantísimo para que disfrutar siga siendo nuestro principal objetivo. Nuestra mente dirige nuestras acciones y entrenamientos. Dirige tú a tu propia mente hacia los mejores lugares.
Avaricia. Hablamos de la avaricia en un plano estrictamente deportivo: ‘quiero entrenar más para avanzar más rápido’, ‘quiero hacer más carreras cada vez para mejorar mis marcas y correr más rápido aún’, ´esta semana quiero hacer más kilómetros que la anterior aunque mi plan no lo aconseje´. No hay peor acompañante de entrenamientos que estos pensamientos. La avaricia te puede costar muy cara, casi siempre, riesgo de lesión. Así que, ante ello, generosidad en tus entrenamientos. Regálale al cuerpo períodos de calma y sosiego. Aunque tengas un plan estricto, no vayas más allá. No practiques la avaricia.
La gula. Es uno de los errores en los que más caemos. Más que la gula en sí, la alimentación incorrecta e, incluso, la sobrealientación, pueden echar al traste buena parte de los avances que hemos hecho entrenando. Recuerda que la alimentación equilibrada y apropiada a tu nivel deportivo es como un entrenamiento más. Muchas veces caemos en el error de ´darnos un homenaje´ porque he entrenado mucho. Está muy bien, pero cuidado con los homenajes día tras día. ¿Qué puede haber caprichos? ¡Por supuesto! ¿Podemos comer lo que nos gusta? ¡Claro! Pero ya sabes que hay cosas que al cuerpo no le vienen bien (bollerías, ausencia de carbohidratos o proteínas cuando los necesita, por ejemplo).
Pereza. Este término sí que es antagónico a la práctica del running. Generalmente, si estáis leyendo estas líneas y sois corredores, no se os puede considerar perezosos. Aunque así lo penséis y haya días en los que os cueste calzaros las zapatillas, en líneas generales, habéis vencido a la pereza. Si, en algún momento, ésta va avanzando terreno y os impide salir a entrenar, os pondréis en grave riesgo de abandonar esta bonita afición.
Soberbia. Es un gran defecto que, en algunas ocasiones, nos puede pasar por la cabeza. Las carreras te pueden haber salido genial, o los entrenamientos perfectos, eso es una muy buena noticia, pero eso no te hace mejor que todos los demás corredores. Cumplir y esforzarse es necesario, pero tanto se puede esforzar un corredor que va a 6 minutos el kilómetro, como el que va por debajo de 4 minutos el kilómetro. ¿Uno va más rápido que el otro? Sí, pero ¿uno se esfuerza más que el otro? No tiene porqué ser así. No seáis soberbios. Siempre habrá alguien mejor que nosotros.
Envidia. Va muy en relación con el anterior punto. Bien es cierto que no es un defecto que aparezca mucho en los corredores. Generalmente cada uno de nosotros aceptamos nuestro nivel y vamos progresando para mejorarnos a nosotros mismos. Pocas veces nos comparamos con el corredor de al lado, que va más rápido y hace más distancia y nos da envidia. Y, si es así, solo existe un arma para combatirla: lucha contigo mismo, no contra los demás.
Ira. La ira se cura. Puede que te embargue la cólera en algún momento porque no has conseguido tu objetivo de carrera, o porque hay una semana en la que los entrenamientos te están saliendo mal. Ante eso, nada queda más que analizar el problema, detectar las causas y poner en marcha el ‘tridente mágico’: aceptación (acepta lo que sucede), calma (reflexiona, pon el contador a cero y vuelve al camino correcto), y trabajo (a trabajar para cambiar esa situación).
Por último, nos queda la lujuria, pero esto ya lo dejaremos para vuestra imaginación. ¿De acuerdo?
Tono Fernández, coach deportivo