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Transforma tus pensamientos negativos en positivos en plena carrera

Por May Luján para carreraspopulares.com
Foto: Hastphoto
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Una de las cuestiones que va unida a la práctica del running es que, de vez en cuando, puede que pases un mal rato en alguna carrera. Ante todo, sabes que tienes que divertirte, y que este deporte aporta muchas cosas positivas pero, en ocasiones, es inevitable que no vayas del todo bien y sufras algo mientras corres. En primer lugar, debes recordar que no somos profesionales, que es genial eso de superarte, pero debes ser plenamente consciente de dónde estás, cuáles son tus posibilidades reales y adaptarte a ellas sin sufrir más de lo necesario. El esfuerzo está bien, sí, pero en su justa medida.

Buena parte de la culpa de los malos momentos en carrera los tiene la mente. Si tienes claro cuales son tus condiciones físicas y cómo tratar a tu cuerpo, es momento de atacar a las condiciones mentales que te impiden seguir adelante o que te están llenando la cabeza de pensamientos negativos. Muchas veces las carreras son una lucha interna y los pensamientos negativos no aportan ni un gramo de fuerza que te ayude a seguir adelante. Cuando te asalten esos pensamientos negativos, puedes actuar contra ellos, darles la vuelta y convertirlos en positivos. Si pones un poco de optimismo en tu carrera, todo irá mejor. Aquí tienes unos cuantos ejemplos.

Foto: Hastphoto
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- ¡Aún quedan cinco kilómetros! No, en realidad te quedan cuatro kilómetros y pico. Es un pensamiento muy habitual cuando lo estás pasando mal en una carrera. Ves el punto kilométrico por donde estás pasando y, quede el tramo de carrera que quede, te parece que es una eternidad. Bien, si le damos la vuelta a ese pensamiento, en el justo instante que pases por el cartel kilométrico, ya no queda esa distancia, ya queda menos. Por ejemplo, si pasas por el cartel del kilómetro 7 de una 10k, justo en ese instante no te quedan tres kilómetros. Ya te quedan 2 kilómetros y 900 metros. Algo es algo. Ahora te puede parecer poca cosa, pero en carrera toda ayuda es buena.

- Traduce lo que te falta, en tiempo, no en kilómetros. Eso sí, haz una cuenta redonda. Puedes ‘ablandar’ un poco a tu mente si le vas diciendo que sólo queda un ratito de carrera. Si se trata de una carrera larga, cuando te vayas acercando al final te quedarán ‘solo’ unos 12 minutos, por ejemplo. Si es algo más corta, ves convenciéndote de que el sufrimiento que te resta es de ‘solo’ 10 minutos, 5 minutos, 3 minutos y todo habrá acabado.

- El corredor de al lado está sufriendo igual que tú o más. Hay un refrán español que dice: “Mal de muchos, consuelo de tontos”, y no le falta razón. No se trata de que nos consuele que el resto de atletas que nos cruzamos también estén sufriendo en la carrera, pero de lo que se trata es que pienses que el mal rato no es exclusividad tuya. El resto de compañeros que ves a tu alrededor también se está desfondando y, por tanto, lo que estáis viviendo es un esfuerzo colectivo, un mal rato ‘en grupo’. No te sientas solo.

- El día de la carrera es el menos importante.
La carrera se corre antes de que empiece. La realidad es que se corre en tus entrenamientos. El día que te pones el dorsal, todo el trabajo está hecho. Es posible que tengas un mal día, es posible que te entren dudas, vale. Pero lo que está claro es que el día de la carrera estás sacando el fruto de las semanas anteriores. Piensa que todas las horas que te has pasado entrenando durante días y días se traducen en ese instante y que vale la pena un esfuerzo más para sacarle provecho. Adapta tu esfuerzo a tus posibilidades reales.

- Tu mente te engaña. Sabes que buena parte de los pensamientos que te vienen a la mente cuando corres, son mentira. Puede que te haya pasado y, si no, seguramente te pasará. Cuando vas corriendo, te autoconvences de que, por ejemplo, ya no vuelves a correr. Te preguntas ¿qué demonios hago yo aquí sufriendo? Pero, igual que sabes que tu mente te va a tratar de engañar con esos pensamientos, debes saber lo que viene después. Podrás repetirte tantas veces como quieras eso de que ya no vuelves a correr o ya no vuelvo a hacer un maratón o nunca más haré una distancia tan corta y tan rápida, porque sabes que, un rato después de acabar la carrera, desterrarás ese pensamiento y pensarás en tu próximo calendario de carreras deseando correr más. Si piensas que vas a generar el suficiente buen rollo y subidón dentro de unos minutos, estarás mejor.

- Visualiza la meta. El arco de meta es una pequeña catarsis. Todo lo que estamos sufriendo, nos desaparece justo al pasar por él. A mitad de carrera o cuando te quede un poco de la misma, puedes empezar a visualizar la meta. Visualiza tu llegada, el momento en el que vas a pasar por tan ansiado lugar y eso hará que se vaya acercando más y más a la realidad.

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