Las zapatillas son el elemento más importante de la equipación de un corredor. En realidad, es el único elemento realmente crítico. Puede dar más o menos igual el tipo de camiseta que vistamos, o de pantalón, o de malla, siempre que nos sintamos cómodos.
Pero la zapatilla es el artilugio que impacta contra el suelo en cada pisada, cientos de miles de veces, y por tanto es nuestro punto de apoyo. Y cualquier problema con ese apoyo, por mínimo que sea, al producirse miles de veces puede acabar provocando una avería importante en forma de lesión.
Todos tenemos amigos que han empezado a correr hace poco tiempo y que nos cuentan que tienen molestias en los pies, o en los tobillos, o en las rodillas, o en la cadera, o en cualquier otro sitio. Yo, que no soy médico, no me atrevo a diagnosticar, eso sería imprudente, y recomiendo ir a ver a un fisio. Pero sí que enumero posibles causas de la dolencia: “Puede que estés sobrecargado, o que estés corriendo por terreno muy duro (mucho asfalto), o que tengas un problema con las zapatillas.” Y cuando cito las zapatillas, mi interlocutor se extraña: “Pero si me han costado una pasta.” Sí, ¿y qué?
Efectivamente, las zapatillas de correr cuestan su dinerito, y todas las marcas de referencia son de fiar, las zapas que se hacen hoy en día son de una calidad extraordinaria. Pero el hecho de que sean buenas no significa que cualquier par de zapatillas sea adecuado para cualquier corredor, ni mucho menos.
Elegir bien el calzado para correr es fundamental, nuestro cuerpo nos lo va a agradecer. En el vídeo de hoy explicamos que por supuesto que las zapas tienen que ser buenas, pero además hay que fijarse en tres aspectos básicos a la hora de elegir uno u otro tipo:
1.-Cómo pisamos. La mayoría de los corredores tienen lo que llamamos una pisada neutra —más o menos normal— o son pronadores —meten el pie hacia dentro—; sólo unos pocos son supinadores, es decir, pisan principalmente con el canto externo del pie. En función de esta característica, elegiremos unas zapatillas específicas.
2.-El peso del corredor. Si todos pesásemos 45 o 50 kilos, como los keniatas, todo sería mucho más fácil. Pero hay corredores de 60 kilos, 70, 80 o 90. Cuanto más pesado es un corredor, más amortiguación necesita, y posiblemente le hará falta una zapatilla más contundente, con una suela más gruesa. Y más cara. Los corredores ligeros pueden renunciar a cierta amortiguación, lo que les permite darse el lujo de utilizar zapatillas más ligeras.
3.-El uso que vayamos a hacer. Un corredor que entrene seis días por semana, que haga mucho kilometraje y a ritmos fuertes necesitará una zapatilla más consistente que la persona que se conforme con rodar plácidamente media horita dos veces por semana y a ritmo lento.
En función de estas tres cuestiones podemos elegir correctamente nuestra zapatilla. Y si tenemos dudas, tanto los entrenadores como los vendedores especializados nos pueden echar una mano. En el vídeo de hoy hablamos con Ricardo Castaño, que es experto en material gracias a su doble faceta de corredor de élite y responsable de una tienda especializada.
Ricardo tiene 2.15’ en maratón, de hecho fue campeón de España de esta disciplina en dos ocasiones (1993 y 1995), y actualmente es responsable de la tienda Bikila de Las Rozas. Es la persona más indicada para ayudarnos a elegir zapas.
Javier Serrano
Periodista, escritor y corredor popular
Autor del videoblog Running, cámara, ¡acción!
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