La sufrida vuelta al cole del corredor
Por Mario Trota para carreraspopulares.com
Se acaba el verano. Se han terminado las vacaciones. Vuelve la rutina diaria, la del trabajo, la de la familia y los amigos. Y nos tenemos que poner de nuevo en forma. Tenemos que volver a correr en serio. Sí, seguro que no sólo me pasa a mí. Y es que así debe ser. Bueno, es lo que me dice mi entrenador. Salvo que no vaya hacer alguna carrera de montaña importante durante el verano, o si no estoy preparando un maratón para el otoño, las vacaciones son para descansar. De forma activa, dice él. No hay que dejar de correr, pero sí conviene hacer menos kilómetros, entrenamientos de menos intensidad y practicar otros deportes. Pero siempre con calma. Hay que dejar que el cuerpo descanse unas semanas. Además, hace mucho calor y correr se hace muy duro y pesado.
Pero eso ha pasado ya. Y ahora viene lo duro. ¡Volver a empezar! Y lo que cuesta, ¿verdad? A mí me pasa todos los años desde que corro. Tras el verano, arrancar se hace complicado. Y os voy a explicar por qué. Al menos esto es lo que me pasa a mí. A ver cuántos os identificáis con mis penurias postvacacionales.
-Me da pereza. Es normal, ¿no? Quieres ponerte en forma, recuperar las sensaciones que dejaste en junio y prepararte para una carrera que haces todos los años a finales de septiembre. Pero el cuerpo se ha acostumbrado a la baja actividad y lo peor, la cabeza también. Con lo bien que estaba yo saliendo a correr sin ninguna presión un rato de charla con los amigos, o solo, parando a cada rato a sacar fotos y hacer ‘selfies’ en el paseo marítimo. Saliendo un par de días por semana a correr sin sentirme para nada culpable. En fin. ¡Qué difícil es vencer a la pereza!
-Estoy gordo. Sí, ¡gordo! Porque, aunque sólo hayas ‘pillado’ unos pocos kilos te sientes GORDO. Por mucho que tu madre y tus amigos te sigan viendo delgado. Tú te sientes más gordo o menos delgado que antes del verano. Y es que es verdad, porque pesas más. Yo, este año, empiezo septiembre con 4 kilos de más. Es decir, 4 kilos más que a principios de julio, cuando empecé a reducir la intensidad y distancia de los entrenamientos. Y con cuánto más pesas, más te cuesta correr. ¿Y por qué peso más? Hombre, creo que todos os lo imagináis, pero os voy a explicar mi caso:
*Parte de las vacaciones las paso en casa de mis padres. Y ya sabéis cómo cocinan las madres. Y no comes sólo un plato, una ensalada rápida y algo de fruta como haces el resto del año cuando el trabajo te deja apenas un rato para alimentarte. No. Te sientas con la familia, comes un buen plato de garbanzos, pasta, lentejas o patatas con bacalao. Luego, de segundo, lo que toque. Y por último el arroz con leche casero. Y con calma, disfrutando, degustando cada bocado. Y al acabar, lo mejor para hacer la digestión: una siesta de las de antaño. De dos horas por lo menos. Que hace calor y para qué vas a salir a la calle.
*Bebo más alcohol. Ya que no tengo ninguna carrera importante en el calendario y corro menos, no tengo que cuidarme tanto. Y todo el mundo sabe que el mayor placer del verano es tomarse una cerveza fresquita en el chiringuito. Y otra. Y luego otra. Ya me cuidaré cuando acabe las vacaciones. Es lo que piensa. ¡Ah! Claro, el alcohol engorda.
*Me encantan los helados. Todo el mundo sabe que el segundo mayor placer del verano es tomarse un helado fresquito a media tarde en el chiringuito. O en el bar de la piscina del pueblo. Total, estoy de vacaciones y no me voy a agobiar con lo que como. Ya me cuidaré en septiembre. Y quien dice helado dice ‘cupcake’, natillas de chocolate, galletas de crema o lo que a cada uno le guste permitirse en momentos de ‘relax’ alimenticio.
-Estoy fuera de forma. En parte porque peso más, claro. Y porque he entrenado mucho menos, o nada. Correr ahora me cuesta mucho. Me siento lento, pesado, las piernas no responden. Se me hace eterno acabar la vuelta al parque en el que entreno a menudo. Y eso me hace sentir aún peor. ¿Es posible perder tanto la forma por relajarse uno unas semanitas de nada? Luego te das cuenta de que no es para tanto y en poco tiempo estás alcanzando el nivel previo, pero al principio te preocupas. ¿Será la edad?
Así que cuando llega septiembre toca la operación bikini de verdad. Vencer a la pereza, quitarse esos kilos de más y recuperar la forma. Pero con un poco de esfuerzo y sacrificio, nos ponemos rápidamente en marcha y recuperamos la motivación. Y atrás queda el verano. Y esas vacaciones que nos hemos ‘pegado’. Que nos quiten lo ‘bailao’.