Mi debut en medio maratón: Lisboa 2017
Por carreraspopulares.com
Lisboa. 15 de octubre.
La Plaza de los Restauradores se abre a la Avenida de la Libertad.
Kilómetro 18 de la Media Maratón de Lisboa. Al fondo, Marqués de Pombal, del que me separa más de 1 kilómetro de subida con 33 grados de temperatura.
Avenida de la Libertad.
En este punto de la carrera la cabeza está tan cansada como las piernas y es el corazón, la voluntad, el que marca el ritmo para subir este kilómetro; acabarlo será haber finalizado la carrera. Subirlo a ritmo será mi triunfo, saber que el entrenamiento ha sido el correcto, que estos meses han merecido la pena. Que lo he logrado. ¡Habré completado mi primera media maratón!
10:30h. Arranca la carrera sobre el puente Vasco de Gama.
Recorrer los primeros 4 kilómetros sobre el río Tajo es icónico, aunque la subida inicial de más de un kilómetro adelanta que esta carrera guarda más retos que el ya importante de ser mi primera media; sol radiante y temperatura ya rozando los 30 grados.
Los primeros 10 kilómetros pasan rápido. Corro junto a mi hermana Loreto, Natalia y Vero. Es nuestra primera media para las cuatro.
En este año he consolidado la distancia de 10 kilómetros y tengo grabado el ritmo cómodo para recorrerlos. A pesar de esta confianza ante la primera mitad de la prueba, al comenzar a correr ya noto que esta carrera es muy diferente. Solemos llevar un ritmo que nos permite charlar y bromear, pero hoy el silencio enmarca el ritmo de las zancadas. Los nervios velados están ahí. Hoy nos movemos en terreno, distancias, tiempos y esfuerzos desconocidos.
En el kilómetro 8 el recorrido se separa para los participantes de la mini maratón (que finaliza aquí) y los de la media maratón. Soy consciente de que, por primera vez, cojo la ruta de “la carrera larga”. Siento como si comenzara a participar en juegos de mayores.
Kilómetro 10 a 16.5. Esta etapa de la media marca mi distancia de carrera más larga (10 kms) y mi distancia de tirada más larga (16.5 kms).
La considero, por tanto, una nueva fase de la carrera, no sólo porque nunca he corrido carreras superiores a los 10 kms, sino porque el propio trazado comienza a discurrir por una zona paralela al Tajo árida, industrial y (no puedo decirlo de otra manera) fea.
Divido esta etapa en dos, espero tener un avituallamiento alrededor del 13 y espero encontrarme con Chema cerca del 16 (que tras finalizar su carrera vendrá a acompañarnos para acabar la nuestra). Por tanto, sólo tengo que superar estos dos grupos de 3 kilómetros. Fácil, ¿no? No. El sol cae a plomo sobre nuestras cabezas. Pasamos junto a talleres mecánicos, naves desconchadas, vagones de carga, pequeñas pendientes. No hay paisaje ni espectadores que ayuden a hacer estos kilómetros.
En este momento de la carrera hay que tirar de todos los pensamientos positivos que me he traído en la mochila. Confiar que he entrenado bien para llegar hasta aquí.
Comencé el entrenamiento para la media en Julio. Mi entrenador, Pedro Juli, estructuró las semanas en 5 sesiones de entrenamiento: lunes, cuestas; miércoles, core y series cortas o fartlek; jueves, tirada regenerativa; sábado, series largas y domingo, tirada larga.
Completar el entrenamiento de la primera media ya es un reto. Hacerlo en verano... No tener casi descanso entre la temporada y el plan. Pasar de 3/4 a 5 días de entrenamiento por semana. De 80 a 120 kilómetros mensuales. Esquivar el calor madrugando o entrenando muy tarde. Encajarlo con trabajo, vacaciones, vida...
Tres meses y medio en los que tienes que tener muy claro tu objetivo, y no desviarte del camino marcado para conseguirlo. Tres meses y medio de los que he disfrutado enormemente; soy muy afortunada. En ellos he contado con mis amigos del grupo de running, que decidieron acompañarme a mi aventura de Lisboa; con Juanma, que aún se ríe porque yo decía que no puedo correr; con las chicas, que empezaron a entrenar para preparar esta media; con mi hermana, que se ha autoimpuesto el velarme en cada carrera; con Chema, que lo hace todo inmensamente fácil, ha celebrado cada entrenamiento completado como una victoria y madrugado cada uno de sus pocos días de vacaciones, coordinando horas de mareas para hacer series, buscando zona de cuestas a nivel del mar...
Por supuesto, también ha habido nubes negras: cansancio tras las primeras semanas de acumulación de carga, molestias musculares, desencuentros con el despertador... pero ¿quién se acuerda de esos momentos ahora?
Y así llegamos a la marca del kilómetro 15. Ahora corremos también con Javi, que ha tenido que reajustar ritmos por el calor y hacemos la goma con Mónica y Álvaro. Chema se nos une antes de lo esperado, nos informa de cómo van el resto (¡bravo equipo!) y su MMP la sentimos como propia, nos impulsa a continuar.
Kilómetro 16.5 a... El paisaje de la carrera cambia por completo. Entramos por un extremo de la plaza del Comercio y ni siquiera me acuerdo de que en su centro está el arco de meta por el que ya entran participantes del maratón y la media; ese arco no me pertenece aún. El trazado lleva hacia el centro de Lisboa, pasando de avenidas desoladas a calles repletas de espectadores, corredores que ya han finalizado, turistas con maletas cruzando la calzada... Sorprendentemente, este brusco cambio de entorno en vez de ayudarme me saca de la carrera, me desconcentra y, sin darme cuenta, bajo el ritmo y me pongo a andar unos metros. En el último avituallamiento el agua se ha agotado y Chema se escapa para comprarnos una botella ¡agua fresquita! ¡Esto sí que es un buen avituallamiento!
Atravesamos la Plaza de los Restauradores y ahí está: la subida del 18, la Castellana lisboeta. Silencio, mirada al frente y concentración. Siento el impulso de las chicas, de Javi, de las palabras de Chema.
No quiero subir la cuesta... Hoy no hay cabida para el no. ¡Quiero subirla! ¡Voy a subirla!
Si logro completarla, independientemente del crono final, la carrera habrá ido bien. Si subo la cuesta, sé que llegaré a meta, sé que estaré orgullosa de mí. Tengo 39 años, llevo poco más de dos corriendo; lenta, pero corriendo; empezando con tiradas de 5 minutos; pero corriendo. Y esta cuesta también la estoy corriendo. Una farola. Otra. Otra... Corono la cima. Soy muy feliz.
Lo único bueno de tener una gran subida en el 18 es que el 19 es cuesta abajo y con ese impulso sé que llego a meta. Nos reagrupamos, sonreímos, disfrutamos, posamos para todas las cámaras.
Cruzamos el arco principal de La Plaza del Comercio y tras él, el arco de...
Meta. Y la meta es alegría, felicidad, abrazos, risas, lágrimas, besos, un Calippo bien fresquito. Y aquí viene la gran noticia: ¡ganas de más!
* María José es una atleta popular de Madrid que este año ha debutado en medio maratón y que nos ha querido contar su experiencia para animar a más gente que esté pensando o preparándose para correr esta distancia.