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El imperdible, ese gran desconocido (y 2)

Por scop para carreraspopulares.com
El imperdible, inseparable del corredor popular
El imperdible, inseparable del corredor popular

En la primera entrega de nuestro informe sobre el imperdible hicimos algo de historia y dimos detalles sobre la, a veces, difícil relación entre este objeto y el corredor popular. Si no leíste la primera parte de ese artículo escrita por scop, puedes recuperarla aquí .

Os traemos ahora la segunda y última entrega de este interesante tratado sobre los alfileres más queridos en el mundo del deporte. Seguimos con el artículo donde lo habíamos dejado.

La colocación

Exígese cierta coordinación cerebral; por ejemplo, si el dorsal se coloca del revés o por dentro de la camiseta se dificultará sobremanera que el guarismo pueda ser observado, quedándose el personal con la duda de si el portador es Martín Fiz o un servidor, por poner un ejemplo porque podríamos po¬ner otros similares.

Igualmente, debe tenerse en cuenta lo siguiente: no es lo mismo ponerlo en la parte delantera de la camiseta que en el pantalón (donde el riesgo de sufrir pinchazos muy dolorosos aumenta exponencialmente) o colgando de los calcetines, sobre todo porque hay personas que corren sin ellos, quiero decir sin calcetines no sin pantalones aunque también los hay; prender el dorsal en las pelotas o en los tobillos podría devenir en episodios dolorosos necesitados de largos períodos de recuperación.

Aunque no lo parezca también influye bastante la prenda sobre la que se pretenda pinchar el afilado artilugio de Mr. Hunt; por ejemplo, no es conveniente ponerlos en la sudadera o el chándal ya que probablemente correremos sin esa prenda y se quedarían en el guardarropa compuestos y sin novia.

Por último, si la prenda responde a los llamados tops femeninos, conviene saber que la parte ventral es piel auténtica y no tejido transparente; así pues mucho cuidado donde se hinca el producto puesto que, aunque parezca raro en estos tiempos, todavía quedan corredoras que no comulgan con la moda del piercing y podrían arrearte un merecido sopapo.

En el momento del acto supremo tampoco es conveniente fijarse en demasía en las dos mesetas o protuberancias carnosas que se adivinan debajo del mencionado top; sin que dependa de la portadora ni de su cadena genética, ¡no se deben pinchar bajo ningún concepto! No se trata de globitos de una fiesta de cumpleaños; ¡si se pinchan les duele! y la torta podría ser de pronóstico reservado.

Así pues, inspecciónese adecuada, visual y furtivamente el lugar elegido antes de poner las banderillas.

Siempre es mejor que alguien te ayude a colocar el dorsal con los imperdibles
Siempre es mejor que alguien te ayude a colocar el dorsal con los imperdibles

La seguridad

Parece ser que una de las gracias del invento es el cabezal protector que, como todo el mundo sabe, se ha incorporado al mismo para impedir los alfilerazos o pinchazos dactilares.

Bien, pues afirmo que se trata de un nuevo bulo más al que no deberíamos prestar excesiva atención, ya que uno siempre acaba pinchándose las yemas de los dedos, cuando no cosas peores, y emitiendo improperios, irreproducibles en este tipo de escritos, durante la manipulación de los imperdibles; por lo que se exhorta a los futuros usuarios a seguir las recomendaciones publicadas por la ASST de Nueva Jersey (Academia Superior de Seguridad Textil) en el lejano 1914, que de esto sabe mucho, hasta que se adquiera destreza o maña suficiente en el manejo de tan peligrosos objetos o se disponga de alternativas.

En casos de manifiesta incompatibilidad con los imperdibles se recomienda acudir a personas especializadas, se me ocurren costureras, modistas o similares, que podrían ser contratadas a destajo para desarrollar estos menesteres, siquiera en las carreras mejor organizadas.

No es conveniente fiarse ciegamente, por el peligro que entraña otorgar a ciegas tales confianzas, de los compañeros de competición y menos por ahorrarse unos euros; en la medida en que se profesionaliza el entorno, el riesgo de sufrir algún percance serio aumenta, bien sea por envidia o por el afán ganador del altruista ayudante.

Si voluntariamente decides dejarte ayudar por competidores más bajitos que tú la cosa puede salirte cara y el disgusto podría acabar directamente en el juzgado de guardia correspondiente al lugar de los hechos.

Aunque se está analizando la necesidad, por aquello de que los tiempos avanzan que es una barbaridad, no se considera necesario por el momento la obtención de certifica¬dos digitales de seguridad.


La instalación

Tras el aprovisionamiento material y un somero análisis de sus principales características pasamos a la fase de instalación.

Algo que a priori podría parecer sencillo a un profano, pero que, las más de las veces, sobre todo si se trata de corredores varones, suele precisar de la ayuda desinteresada de alguna persona cercana, familiar o no; generalmente será mucho mejor si el ayudante elegido es del género femenino; dejando de lado otras muchas habilidades, las chicas están dotadas de grandes dosis de paciencia.

Una vez convenientemente asimilados los conceptos anteriores estaremos en condiciones de acometer la parte trascendental del proceso; deberemos poner especial cuidado para no pincharnos un pezón o ambos pezones, al menos durante las primeras instalaciones.

Así que debe procederse con especial mimo y cuidado con este tipo de maniobras, sobre todo si se trata realizarlas sobre uno mismo; huyamos de las prisas de última hora que siempre son malas consejeras y pongámonos los dorsales la noche anterior si es posible.

Una muy buena opción es buscar las 4 esquinitas del dorsal; nada de poner uno en el centro y los que me sobren los llevo en la boca por si luego me hacen falta. Ni uno arriba y otro abajo, ni los dos en el mismo lado del dorsal, porque luego éste aletea durante la marcha y resulta en molestias auditivas y empeoramiento de los tiempos.

Hay que prestar atención a pillar dorsal y tejido en cantidad suficiente y equitativa; salvo que se tenga experiencia demostrable no se recomienda dar un pellizco muy grande al iniciar la operación para no incluir parte de tejido epitelial en la misma, ya que suele producir un dolor lacerante e intenso que no remite hasta que se desengancha de nuevo el artilugio. Y en determinadas ocasiones hay que hacerse cuarenta y tantos kilómetros antes de poder quitarse el dorsal... ¡es mucho tiempo sufriendo!

La desinstalación


Acabada la prueba puede ocurrir que veas acercarse a alguien de la organización con un rotulador en mano dirigiéndose amenazadoramente hacia ti; tranquilo, calma, no eches de nuevo a correr dominado por el pánico, solamente quiere marcarte el dorsal para que puedas recibir tu bolsa de corredor.

Tras lo anterior hay que afrontar con valor y determinación el momento de quitarse los imperdibles; se ruega paciencia y rigor; el pulso puede estar alterado, los sentidos disminuidos y las fuerzas a punto de evaporarse, así que mucho tiento porque ¡los ojos son para toda la vida! No conviene jugar con ciertas cosas y mucho menos si pinchan.

Te recomiendo que si puedes esperar un poquito lo hagas; a lo mejor aparece la persona que te ayudó a ponértelos y se ofrece también a quitártelos si no es de las que te llevaste arrastrando.

Nada de arrancarte el dorsal a lo bruto, como si fuera una espinilla, lo de abajo probablemente sea una valiosa camiseta técnica orgullosamente ganada en alguna carrera anterior y además puedes guardar el dorsal cesan¬te si es que eres coleccionista.

Además, si no tienes paciencia suficiente podrías hacerte un estropicio suponiendo una instalación previa incorrecta. Tampoco tires los imperdibles, y mucho menos al suelo, porque hay corredores que se quitan las zapatillas al terminar para refrescarse los pies; guárdalos, admiten varios usos, aunque los imperdibles sean baratos de reponer han recorrido contigo un montón de kilómetros y seguramente os habréis cogido cariño.

Ahora que están separados del dorsal y exhaustos del esfuerzo es el momento indicado para demostrarles la debida gratitud, limpiándolos y guardándolos de nuevo en la bolsa hasta una próxima ocasión.

(Este artículo se publicó hace varios años en www.carreraspopulares.com , pero por su interés y vigencia hemos decidido rescatarlo para la Revista Digital de la web).


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