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Errores frecuentes en los gimnasios

Por Francisco Gilo (1943 - 2024) para carreraspopulares.com
Errores frecuentes en los gimnasios
Errores frecuentes en los gimnasios

Los errores que se deben evitar

En las estaciones invernales, en las que no apetece correr porque hace frío, no hay luz solar y los días se acortan, es el momento de sustituir alguna salida por una entrada al gimnasio. Son nuestros “cuarteles de invierno”, que cumplen una función primordial para conseguir una buena musculatura que no haga peligrar las sobrecargadas articulaciones. Sin embargo se puede observar, sobre todo al principio de temporada, que cuando uno entra el primer día al gimnasio, al día siguiente tiene en su tórax como una especie de “coraza” que le impide casi respirar. El motivo no es otro que la mala práctica de ejercicios, para lo cual citaremos algunas consideraciones a tener en cuenta:

El concepto de todo o nada. Que carezcas de una hora completa para ejercitar no es razón para evitar tu actividad física. Distintas investigaciones han comprobado que, incluso, hasta 10 minutos de ejercicios pueden ocasionar sustanciales beneficios en la salud.

Programas de entrenamiento desequilibrados. La mayoría de las personas tiende a focalizar los ejercicios sobre ciertos músculos, tales como los bíceps o los abdominales, dado que tienen más impacto sobre la apariencia o es donde se sienten más fuertes. Para conseguir un cuerpo fuerte y armonioso, debes entrenar todos los grupos mayores de músculos. Asegúrate de que tu rutina te provea esta variedad de entrenamiento.

Mala técnica. La manera más segura de lesionarte en un gimnasio es hacer los ejercicios mal. Por ejemplo, dejar que la rodilla vaya más allá de la punta de los pies, durante un ejercicio de estocadas. Esto puede ocasionar una presión indebida sobre la rodilla. Asimismo, otro error frecuente es no completar la totalidad de los movimientos, por lo cual el resultado del ejercicio no será óptimo. Toda persona que asiste a un gimnasio debe priorizar la técnica por sobre el peso. En algunos ejercicios, resulta más fácil levantar peso con malos movimientos. Los movimientos adecuados, por lo general, logran que el músculo trabaje sin exceso de peso.
Progresar inteligentemente. Ejercitar demasiado, demasiado duro o muy a menudo, es un error muy común en los entusiastas del gimnasio. El descanso y el progreso gradual son componentes importantes de un programa de ejercicios seguro y efectivo.

Variedad insuficiente. Muchos encuentran una rutina o una actividad física que les gusta y nunca la cambian. No cambiar los ejercicios puede conducir al aburrimiento, a lo monótono, y, en el peor de los casos, a lesiones o a sobrecargas.

No ajustar las máquinas a la talla personal. La mayoría del equipamiento para ejercitar está diseñado para ajustarse a un amplio rango de cuerpos y tamaños. No obstante, depende de ti adaptar ajustar la máquina a las necesidades únicas de tu cuerpo. Usar las máquinas impropiamente ajustadas te alejará de los buenos resultados e incrementará el riesgo de lesiones.

Falta de atención Es muy común, al realizar ejercicios, pensar en cualquier otra cosa que nada tenga que ver con lo que estás haciendo. Sin embargo, es importante mantener la mente enfocada en la actividad física. Leer o mirar televisión, por ejemplo, puede afectar de mala manera la calidad de tu trabajo, ya que la distracción puede hacer que cambies el ritmo de la actividad.

No moderarse correctamente después de la actividad Muchas personas, al terminar sus rutinas, salen corriendo hacia las duchas, como si permanecer unos pocos minutos más en el gimnasio pudiera contagiarles una enfermedad severa. Tómate unos minutos para bajar el ritmo cardíaco y para estirar los músculos. Esto no sólo mejora la flexibilidad, sino que te prepara la próxima sesión de ejercicios.

Ser desconsiderado La convivencia dentro del gimnasio también debe ser fomentada. Es decir, evita ocupar una máquina durante media hora o evita hablar a gritos por el teléfono móvil. Por otra parte, debes cuidar tu higiene y la de los demás. En ese sentido, seca la transpiración una vez que hayas terminado con una máquina. En definitiva, debes ser considerado con las personas con las que compartes el gimnasio.

Establecer objetivos pocos realista El establecimiento de objetivos irreales y vagos es una de las mayores causas por las que se abandona el gimnasio. La clave es establecer metas de entrenamiento específicas, apropiadas a tu estado físico y a tus posibilidades. Puede resultar un poco complicado, pero es necesario si deseas prolongar tu asistencia en el gimnasio. El establecimiento de metas (todas realizables) es recomendable. Organiza un sistema de objetivos y, paso a paso, ve por ellos. Puedes agasajarte cada vez que cumplas uno.

Siguiente capitulo: sudores en los gimnasios

SOBRE EL AUTOR

Francisco Gilo (1943 - 2024)
Licenciado en Medicina y Cirugía

www.temasmedicosdiversos.com


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