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¿Podemos los populares soñar con ser profesionales del running?

Por Chema Martínez Pastor para carreraspopulares.com

Soñar, evidentemente, sí. Otra cosa es que consigamos derribar la puerta de entrada al deporte profesional. Siempre han existido amateurs que, sin dedicarse profesionalmente a su deporte favorito, han dado un rendimiento más alto que la media y han conseguido hitos muchas veces reservados sólo para aquellos que se dedican de manera profesional a la práctica deportiva.

En el mundo del running, además, tenemos otra circunstancia que se da en pocos deportes: que en las competiciones muchas veces los corredores populares compartimos el circuito con los profesionales. Esto da lugar a situaciones en las que es más fácil comparar el rendimiento de atletas profesionales y amateurs. Y también, en ocasiones, da oportunidad a los no profesionales de mezclarse entre los primeros corredores en algunas clasificaciones.

Pero, por supuesto, hay diferencias que no son tan fáciles de superar. El deporte de élite está tan profesionalizado que, para alcanzar el rendimiento de los atletas profesionales, un corredor o corredora popular que quiera aspirar a competir se ve en la obligación de dedicarse casi en exclusiva a su afición. Esto significa más disponibilidad para entrenar (y descansar), acceso a cuidados médicos más avanzados, a técnicas de entrenamiento profesionales, a una preparación del calendario según objetivos...

Lo cual no quita para que tengamos ejemplos ilustres. En España uno de los más conocidos es Ramiro Matamoros . Conocido como el “rey de las populares”, que se ha codeado con atletas de renombre sin dejar su empleo como repartidor, llegando a ganar pruebas tan prestigiosas como la San Silvestre Vallecana o el Maratón de Madrid. Todos tenemos en mente nombres de corredores que han conseguido registros espectaculares sin dedicarse en cuerpo y alma a la carrera, y compaginando con sus trabajos.

Es el caso de Yuki Kawauchi, un funcionario japonés que, a base de constancia y un profundo amor por este deporte, ha conseguido un hueco entre los más grandes. Contrariamente a lo que haría un profesional, Kawauchi corre todo lo que se le pone por delante, siendo una bestia de completar maratones. Su mejor marca es de 2h08’14”, lo que le ha llevado a formar parte del equipo de su país en algún campeonato del mundo, aunque sin dejar su profesión. Algo que ha decidido hacer ahora, para poder volcarse en el acontecimiento del 2020 en su país, con los juegos olímpicos de Tokio.

La última corredora en saltar a los medios por “colarse” en la fiesta de los grandes fue Sarah Sellers, una corredora amateur con un talento especial, que entrenando en horarios nocturnos (trabaja como enfermera en turnos de 10 horas), consiguió en el maratón de Boston en 2018 un impensable segundo puesto, debido en parte a su fortaleza y preparación, pero también a que las favoritas se vieron obligadas a retirarse por las inclemencias meteorológicas. Su marca queda lejos de ser profesional (2h44’04”) pero le valió para ser segunda en el cajón en Boston y para comenzar a soñar con algo más. Pero esta hazaña crece en importancia al pensar que, además, era tan solo su segundo maratón. Y lo hace más al conocer su historia . Sarah llevaba cuatro años sin correr debido a un problema óseo en sus pies, que según los médicos le impediría correr para siempre. Al poco de casarse, y habiendo dejado de lado su entrenamiento para carreras de 10.000, se dio cuenta que las molestias habían remitido y, poco a poco, siguiendo los pasos de su hermano, se preparó el Maratón de Boston. Antes de esta prueba había competido en el maratón de Huntsville, Utah, consiguiendo su plaza para el ‘major’ gracias a ello. El día de la prueba, simplemente fue de las pocas que se vio con fuerza para vencer a la lluvia y al viento.

Ahora, en el maratón de Nueva York se enfrenta a la dura realidad. Ha aumentado el volumen de sus entrenamientos con la intención de dar un paso más. Su objetivo: bajar de las 2h37’, que es el tiempo establecido por la federación americana para poder acceder a las pruebas de cara a formar parte del equipo olímpico para Tokio. Con este tiempo, estaría probablemente entre las 20 mejores de la carrera. Difícil repetir puesto en el podio, pero a ilusión y a tenacidad no le gana nadie. Si tiene un buen día, dice, puede estar incluso por debajo de las dos horas y media. ¿Será capaz de dar el salto para competir contra las “mayores”? El sueño de una amateur de convertirse en profesional está un poco más cerca.

SOBRE EL AUTOR

Chema Martínez Pastor
Corredor Popular


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