Sudores en los gimnasios
Por Francisco Gilo (1943 - 2024) para carreraspopulares.com
Sudores en los gimnasios
En esta época del año los gimnasios se llenan. Cuerpos sudados, unos trabajados, otros ni tanto... pero todos intentando mejorar la apariencia para el verano. Hasta aquí, ninguna novedad.
Es justamente por el hecho de salir de una clase de gimnasia completamente mojado, bañado de sudor, que algunos alumnos pueden tener la falsa impresión de que el ejercicio fue “buenazo”.
Salas muy llenas, con poca ventilación, pueden provocar una deshidratación en función de la pérdida de calor excesivo. A medida que el ejercicio es más excitante e intenso, más peligro representa, como es el caso de las clases de spining.
Sabemos que el cuerpo pierde calor con el ejercicio y la transpiración es uno de los sistemas más eficientes para enfriar la piel, intentando mantener la temperatura corporal en niveles satisfactorios. La variación soportada, según MacArdle, es una baja de 10º C y una elevación de hasta 5º C.
En el caso de baja de temperatura, la reorganización del aporte sanguíneo conduciendo el flujo para el centro del cuerpo, es el sistema automático de defensa y en la elevación, es la transpiración.
Algunos factores pueden contribuir para una elevación indeseada de la temperatura corporal en una sala mal diseñada, como por ejemplo la:
Humedad relativa del aire.
Dicha humedad tiende a aumentar con la propia evaporación del sudor y la respiración de muchas personas ejercitándose juntas en un espacio reducido.
Cuanto más caliente y húmedo el ambiente, mayor el estrés orgánico para mantener el equilibrio térmico. La humedad es más problemática que el calor propiamente, dificultando el intercambio gaseoso y aumentando la cantidad de sudor eliminado.
Para que el sistema funcione perfectamente, el sudor debe llegar a la piel y evaporarse, provocando el enfriamiento de la sangre, disminuyendo así la temperatura corporal. Si el sudor escurre por la piel, impide el intercambio de calor con el medio ambiente. Esto provoca una especie de circulo vicioso. El sudor escurre y no evapora. No evaporando la temperatura aumenta, trayendo riesgos para la salud.
De forma equivocada, algunos deportistas se sacan la camisa al correr, pedalear e inclusive caminar en días de sol escaldante. Bueno, por lo menos en las salas de spining o de gimnasia, no es permitido sacarse la camisa, pero todavía podemos ver alumnos con camisetas impropias que se encharcan.
Hoy existen en el mercado, ropas deportivas confeccionadas con telas llamadas inteligentes, con la propuesta de absorber y evaporar el sudor, estas telas son probadas generalmente en eventos mundiales. Mientras la mayoría de los alumnos ya se han preocupado con las propiedades de protección de las bermudas acolchonadas, no han dado la misma importancia y atención a la camisa en su función térmica. En estos ambientes de salas de gimnasia y/o spining, la eficacia de la pérdida de calor por conducción, convección e irradiación, es muy reducida, quedando así esta función destinada apenas a la evaporación del sudor.
Otro factor bastante importante, es la cuestión de:
La gordura corporal
Personas obesas o con porcentaje de gordura más alto, tienen naturalmente mayor dificultad para transpirar y la consecuencia directa es la posibilidad de que estén ejercitándose con una temperatura corporal más peligrosa.
Después que la temperatura corporal ha aumentado y el proceso de deshidratación ya ha comenzado, es decir, una pérdida de líquidos superior a 4 a 5% del peso corporal, el sistema cardiovascular se depara con dos situaciones al mismo tiempo: tener que enviar sangre para los músculos activos y para la periferia, para poder ejercer el control térmico.
Con esto, el Débito Cardíaco Máximo y el VO²máx. disminuyen, induciendo al aumento de la frecuencia cardiaca como respuesta fisiológica inmediata. Otra buena razón de la práctica de spining con monitor cardiaco, controlando la zona límite.
Como siempre sucede, los investigadores realizan comparaciones entre hombres y mujeres. Hasta ahora, los estudios no sustentan la tesis indicando la diferencia en la capacidad de tolerancia y adaptación de la práctica del ejercicio con temperaturas altas. Quedó apenas demostrado que “las mujeres poseen más glándulas sudoríparas activadas por el calor por unidad de área cutánea” (MacArdle 98), a pesar de comenzar a sudar de hecho un poco después que los hombres, con una temperatura central mayor, pero no significa que presenten un desempeño menor. La cantidad de sudor producido es menor si la comparamos a la misma intensidad de ejercicio y condición climática similar.
El ciclo menstrual tampoco presenta mayores dificultades, a pesar de que la temperatura corporal aumenta ligeramente durante la ovulación y la de las conocidas retenciones de líquido durante la menstruación.
Otra duda que siempre aparece es: La cuestión de la edad. No existen estudios suficientes para afirmar que el anciano tenga menor capacidad de adaptación al calor. El que practica ejercicios durante toda la vida, soporta mucho mejor el estrés térmico.
EL SPINING Y LOS PROBLEMAS DE LA DESIDRATACIÓN
Nuestra máquina humana posee diversos sistemas de alarma y en el caso de una posible hipertermia en aulas de spining, asunto que estamos conversando hace tres semanas, algunos síntomas pueden aparecer antes de un mal mayor. Sed, cansancio, mareo, disturbios visuales, alteración en la frecuencia cardiaca, entre otros, son algunos de ellos.
Cuando la sed se manifiesta, es una señal de que el proceso de deshidratación ya comenzó, por esto los procedimientos de hidratación indican que se debe ingerir liquido antes, durante y después de la actividad física.
Los problemas más comunes, que son bastante conocidos, van desde los calambres y agotamiento inducidos por el calor, hasta el choque térmico, que es menos frecuente.
Según especialistas, no existen síntomas específicos relacionados a “este o aquel” problema. Muchas veces, varios síntomas al mismo tiempo pueden alertar para determinada dolencia. Otras veces, el mismo síntoma puede relacionarse con otro mal.
La Hidratación Para evitar todos estos problemas no basta apenas beber agua. Es preciso saber, cómo, cuándo y cuánto. Aquí van las indicaciones más recomendadas:
Comience a beber líquidos, sin exagerar, 24 horas antes. Cuando esté orinando varias veces con una coloración más clara, “está a punto”.
En el lapso de dos horas antes, beber alrededor de medio litro de agua o isotónico.
Veinte minutos antes, cae bien un vaso de liquido, para “completar el tanque”.
Durante la actividad, beba un vaso de 15 en 15 minutos.
Beber apenas agua puede no ser muy estimulante. Las bebidas deportivas, generalmente, tienen buena aceptación y el sabor debe ser de acuerdo con la preferencia personal de cada alumno.
La temperatura de los líquidos debe ser de alrededor de 15º a 20º C, promoviendo un vaciamiento gástrico más eficiente.
Después de la actividad, continúe la hidratación. Una práctica recomendada es pesarse, antes y después. La diferencia en la balanza refleja el volumen mínimo de líquidos que deberán ser repuestos. Debe darse preferencia a los isotónicos.