Brittany Runs a Marathon: el cine que motiva a correr
Por Luis Blanco para carreraspopulares.com
El cine no se caracteriza por producir muchas películas relacionadas con el atletismo o el running popular. Aunque hay algunas. En general, el motivo de la superación personal es el gancho de estas producciones. Sobre todo si son de EEUU, donde el cine de temática deportiva se ha explotado en numerosas ocasiones.
Las historias se suelen centrar en personas o equipos que luchan en la vida, en la cancha o en la pista para superar los obstáculos y conseguir la victoria, que a veces ni siquiera es ganar una carrera o un campeonato.
Una de las últimas películas que sigue ese planteamiento es “Britanny Runs a Marathon”, producida por Amazon Studios y disponible ya en la plataforma de vídeo bajo demanda de la empresa estadounidense en todo el mundo. El film, dirigido por el poco conocido y cuasi novato Paul Downs Colaizzo, suma además otro elemento narrativo al que estamos muy acostumbrados: los complejos de una imagen descuidada y del sobrepeso, fruto de llevar una vida poco sana y ordenada.
Es lo que le ocurre a Brittany, la protagonista, encarnada por la actriz Jillian Bell. Una joven con un preocupante sobrepeso que trata de huir de su vida artificial y vacía en el plano personal y laboral refugiándose en la comida basura, las juergas y el alcohol. Hasta que un día decide que debe cambiar y se propone empezar a correr. Es importante destacar que la primera razón para tomar esa decisión tiene que ver con su salud.
Es el argumento de partida de una comedia que, en realidad, tiene más drama de lo que parece. El trasfondo no deja de ser la historia de una mujer triste, desencantada, acomplejada y humillada por desconocidos o incluso por sus amigas. Hasta que toca fondo y encuentra el coraje para dejar atrás esa situación.
Y también porque está basada en una historia real. La de otra Brittany (nombre verdadero), compañera de piso del director. Por eso, quizá, la producción es tan humana y resulta realmente motivadora e inspiradora. Porque muchos se pueden identificar con la protagonista. Hay miles de historias similares por todo el mundo. De ahí que nos resulte tan gratificante y positivo que se hagan películas como esta.
Maratón de Nueva York
Dejemos a un lado la calidad puramente cinematográfica de la cinta. Se trata de una producción con presupuesto relativamente modesto y un guión más bien blanco, e edulcorado, sensiblero y predecible. Tampoco debemos resaltar la forma algo torpe en la que nos muestran las escenas de los entrenamientos o cómo recrean algunas carreras populares que aparecen en pantalla.
Pero el director y guionista no es nada ambicioso. En ningún caso pretende hacer una gran obra maestra y no debemos sentarnos a verla con esa pretensión. Quiere contar una simpática, correcta y conmovedora historia, y eso lo consigue con nota. De hecho, consiguió un premio del público en el Festival de Sundance y una apreciable taquilla de 7 millones en su paso por los cines, antes de pasar a la plataforma de Amazon, donde está funcionando muy bien.
La historia del film es algo diferente a la real, debido a las licencias creativas que se toma el director para que funcione la narración. Pero guarda la esencia principal. La maratón a la que se refiere el título es la de Nueva York. Al igual que la Brittany real, la de la película se plantea como objetivo acabar una maratón. Y decide que sea la más importante del mundo, la de la ciudad en la que vive. En este caso, el director sí que tuvo la suerte de contar con todo el apoyo de los organizadores de la prueba y las escenas se grabaron durante una edición real del Maratón de Nueva York.
Una película, en definitiva, entretenida y muy útil para la gente que se pueda sentir en una situación similar a la de la protagonista. Aunque, está claro, por muy motivadora que sea, su visionado no será la salvación de esas personas con sobrepeso y desencantadas con sus vidas ancladas en el sofá. Hacen falta voluntad, ganas y, como en la película, personas cerca a las que pedir una ayuda en los momentos malos, cuando estamos pensando en lanzarnos a los brazos del fracaso.