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Cómo empezar a correr si tienes sobrepeso

Por carreraspopulares.com

En realidad no hace falta una guía distinta para empezar a correr con sobrepeso. Porque lo que pasa es que correr es un deporte para todos. Lo único que necesitas son ganas y unas buenas zapatillas. Y lo que sobra para hacerlo no son kilos, sino miedos. Este deporte te va a aportar muchas cosas. Evidentemente, también te va a ayudar a verte mejor por fuera. Pero son tantas las ventajas que te va a aportar por dentro que pensar en términos de peso es lo menos importante. En serio. La primera indicación es que no pienses que tu peso puede ser un impedimento para correr. Si estás por encima de tu peso simplemente tendrás que tomártelo de otra manera, sobre todo al principio. Se trata de construir unos hábitos que te duren muchos años y que hagan estar mejor físicamente.

Pero, por supuesto, el peso influye en la forma en que corremos, y si mantenemos un peso más bajo siempre será mejor para nuestra forma física. Nos ayudará a lesionarnos menos y a disfrutar más de la actividad.

Cuando empezamos a correr los primeros que se ven afectados son nuestros músculos, tendones y articulaciones. Esos primeros impactos son algo nuevo para nuestro cuerpo, más si no estamos acostumbrados a hacer ejercicio. Con el tiempo y una preparación adecuada conseguiremos tener unos músculos más fuertes que sostengan a nuestro cuerpo cuando hacemos ejercicio. A mayor tono muscular, menos posibilidades de lesión y más eficiencia en nuestra carrera.

Para minimizar ese impacto inicial, el peso es un factor importante. Aunque correr te ayudará a perder peso de la forma más saludable, al principio lo ideal es bajar peso prestando más atención a la alimentación. No se trata de que no corras hasta que hayas alcanzado un volumen de peso menor, pero sí de que vayas adaptando tu alimentación al deporte. Aquí no hay secretos, ya sabes: menos grasas, azúcares y alimentos procesados. Más fruta, verdura, proteínas y mantener una hidratación adecuada todo el día. Lo bueno de hacer deporte es que, al notar tan rápido sus beneficios, se trata de un estímulo para seguir comiendo bien.

Empezar a correr

Independientemente de tu peso, si no has corrido nunca, los primeros días o semanas debes tomártelo con mucha calma. Lo ideal, alternar correr con andar. Incluso salir a andar simplemente al principio. Recuerda que es tan importante construir el hábito como ir adecuando nuestra musculatura y sistema respiratorio al ejercicio. Busca algún programa sencillo para empezar a correr, adaptándolo siempre a tus disponibilidades horarias. Importante: no te pongas objetivos, ni en cuanto a tiempo ni a distancia. Sal a correr como costumbre, sin intentar superar a nadie, ni querer hacer un poco más cada día. Habrá días que con quince minutos de ejercicio habrás hecho más que otros días con una hora.

En paralelo, y si puedes contar con la ayuda de un nutricionista, mejor, debes ir construyendo tus hábitos alimentarios. Reserva las mayores ingestas de carbohidratos para los días que vas a correr más y acostumbra a tu cuerpo a reducirlos si vas a hacer poco ejercicio. Los días que no entrenes, aprovecha para incluir más proteínas en tu plato. Contrariamente a lo que puedas pensar, no es buena idea comer algo inmediatamente antes de correr. Las reservas de energía de tu cuerpo se van haciendo con lo que has comido durante el día así que no pienses que vas a desfallecer si no te comes ese plátano antes de correr. Será mejor para tu cuerpo si lo dejas para después del ejercicio. En la hora antes de correr es más importante hidratarte que comer. Por supuesto, hidrátate mientras haces ejercicio, aumentando el líquido los días que haga más calor.

No cometas otro de los grandes pecados de quien empieza a correr: sudar más no equivale a “quemar más”. El sudor es la forma en la que el cuerpo elimina el calor y se compone de agua y sales minerales. Así que si te vistes con múltiples prendas de ropa de algodón lo único que conseguirás es deshidratarte antes. Elige prendas ligeras de material técnico, que permitan una transpiración adecuada. Abrígate por capas en caso de que haga frío, pero evita en todo caso las sudaderas o las chaquetas que no permiten transpirar al cuerpo.

Y, lo más importante: nunca pienses en qué pensarán los demás al verte correr. Todos corremos de manera diferente y nadie se va a fijar en si lo haces más o menos rápido o si tu técnica no es la de los ganadores del maratón. Lo que más valor tiene es que estás haciendo deporte y en eso sí, todos somos iguales, compañeros de un camino que sólo nos puede llevar a un lugar mejor.


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