Marathon Woman: el running como factor de empoderamiento
Por carreraspopulares.com
Elegí el libro de Kathrine V. Switzer, Marathon Woman, como celebración del día de la mujer y homenaje a las pioneras del atletismo y a todas las corredoras. Esperando un libro que detallara lo vivido por Switzer el 19 de abril de 1967 en el maratón de Boston, Marathon Woman ofrece mucho más: la historia de una vida apasionante, pionera, no solo por ser la primera mujer que corrió con dorsal en Boston, sino porque entendiendo el running como un medio de empoderamiento global (si, ese termino tan empleado y del que Kathrine lleva hablando desde los años 70) decidió dedicar su vida al fomento del atletismo femenino, para lograr más participación, visibilidad y demostrar la capacidad atlética de la mujer, extrapolable al resto de facetas de nuestra vida. Es un libro inspirador, escrito por una corredora y que se disfruta porque trata temas que nos son comunes a todos los que corremos.
El libro arranca resaltando la importancia del fomento de la igualdad y el deporte en la la familia. A los 12 años Kathrine quiere ser animadora, pero su padre le propone que intente entrar al equipo de hockey femenino de su escuela, que sea parte activa del deporte, no una mera animadora. Kathrine no sabía jugar al hockey, ante lo cual su padre le garantizó que: “si corres una milla diaria durante todo el verano, serás parte del equipo en otoño”. Ese verano descubrió los beneficios del running: “no importaba lo duro que fuera o que no quisiera correr ese día, siempre me sentía mejor tras hacerlo [...] Ganaba una pequeña victoria al final de cada día que nadie me podía quitar. No tenía esa sensación cuando no corría, así que intentaba no fallar ningún día.”
Tal como su padre previó, Kathrine entró al equipo de hockey, continuando al iniciar la universidad. Sin embargo, la falta de compromiso de sus compañeras de equipo (iban a entrenar con fajas y mantenían la creencia de que correr hacía que se te cayera el útero y te creciera mostacho) llevó a Kathrine a dedicarse a un deporte individual: el atletismo.
Al trasladarse a la universidad de Siracusa, decidió correr diariamente 3 millas para llegar a ser parte, como miembro no oficial, del equipo universitario de campo a través. Siendo sus ritmos más lentos que los de sus compañeros, entrenaba sola y comienza a acompañarla Arnie Briggs, entrenador voluntario de 50 años retirado de la competición, que había corrido en 15 ocasiones el maratón de Boston. Arnie repetía incansablemente sus batallas del maratón. En un largo entrenamiento, una Switzer exhausta le dice: “¡oh, vamos a dejar de hablar del maratón de Boston y correr ese maldito maratón!”
Arnie promete acompañarla si ella entrena para demostrar que puede correr 42 kilómetros. Realizan un test de la distancia completa a un mes del maratón, sumando 5 millas para asegurar que no hay error en la medida (realizada con el coche de Arnie) y convencerse de su capacidad. Al día siguiente un Arnie mucho más cansado que Kathrine le da el formulario de inscripción del maratón: quería seguir el proceso oficial. Ni la normativa del maratón prohibía la participación femenina, ni el formulario preguntaba el género, porque ni se consideraba que una mujer pudiera correr un maratón.
El maratón de Boston, inicio de todo
El intento de Jock Semple de retirar en carrera el dorsal número 261 a Kathrine ha pasado a la historia. Y marcó la historia de Kathrine, que, al cruzar la línea de meta, supo que su verdadero maratón no había hecho más que empezar: el del reconocimiento del derecho de la mujer al deporte y a la participación en pruebas de larga distancia.
Esta lucha se centró en dos aspectos: mejorar como atleta para que su reivindicación fuera tomada en serio por la prensa y las organizaciones atléticas y crear carreras y maratones femeninas con el objetivo de impulsar la participación femenina con carácter internacional y lograr la inclusión del maratón femenino como prueba olímpica como gran escaparate mundial. Ninguna de estas metas era fácil.
Para bajar de las tres horas en maratón entrenó largos meses doblando a diario y corriendo más de 100 millas semanales. Al entrenamiento y jornada laboral sumaba todas las tareas caseras: compra, colada, limpieza... Pese a liderar la lucha de igualdad en el deporte, Switzer reconoce que entonces no era consciente de la desigualdad que vivía dentro de su propia casa: “es extraño cuánto tiempo me tomó cambiar algunos de los viejos roles.”
Y logró su primera meta, consiguiendo unos tiempos en maratón de 3:01:39 (Boston, 1974), 3:07:49 (Nueva York, 1975) y finalmente 2:51:37 (Boston, 1975).
Dream Race, la carrera de la mujer global
Tras su sub-3, en 1977 presentó a AVON la propuesta de su soñada Dream Race. Para que las mujeres comenzaran a correr tenían que superar el sentirse intimidadas por ello: pensar que son capaces, que correr es apropiado. ¿Cómo lograrlo? Mediante carreras pensadas para las mujeres, en la que una mujer sea la ganadora (no la primera mujer), que su ritmo no sea cuestionado por la existencia de una liebre masculina, en la que se sientan cómodas, con medallas para todas. Cuantos más eventos para mujeres, más mujeres correrían. Kathrine crea con AVON un circuito internacional de maratones femeninos, logrando un lobby que condujo a la inclusión del maratón femenino en los Juegos Olímpicos, corriéndose por primera vez en Los Ángeles 1984.
Siendo comentadora de la ABC en la retrasmisión de estas olimpiadas, cuando la ganadora de la carrera, Joan Benoit, cruzaba el túnel de entrada al estadio, Switzer dijo unas palabras que resumen su lucha y nuestra creencia: “Esta carrera cumple todos mis sueños. El maratón olímpico ha sido en muchos aspectos tan importante como lograr el voto femenino. Se ha llegado a aceptar el potencial de la mujer en los ámbitos social e intelectual, pero el Maratón Olímpico muestra a todo el mundo como son físicamente las mujeres, lo poderosas que pueden ser.”
El libro "Marathon Woman: Running the Race to Revolutionize Women´s Sports" está editado por Da Capo Press, aún no ha sido traducido al español. Acceso a la versión en inglés en Amazon Crónica elaborada por María José González, corredora popular.