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¿Te cuesta madrugar? ¡Cambia tu rutina!

Por Marisol Galdón para carreraspopulares.com

El mundo se divide en dos tipos de personas: aquellos a los que les gusta madrugar y a los que no. En realidad, deberíamos decir: aquellos a los que no les cuesta madrugar y a los que sí. Porque los hay que, aunque tengan facilidad para dar el salto de la cama, tampoco es que lo hagan de muy buen humor...

En el caso de los runners, esto hace también, dos tipos de corredores. Está, por un lado, los que prefieren salir a correr muy temprano, incluso en días laborales antes de ir a trabajar, y aquellos que se esperan a que el día toque a su fin para hacer sus entrenamientos.

Aunque si eres de los/las del segundo tipo, siempre llega un día en que tienes que levantarte temprano para salir a correr. O de repente, por cambios en tu jornada laboral o cualquier otro compromiso (tener hijos entraría dentro de esta categoría), te ves en la obligación de plantearte empezar a madrugar para salir a correr. ¿No te gusta nada madrugar? Te vamos a dar unos consejos para aunque siga sin gustarte demasiado, por lo menos te cueste menos hacerlo:

- Acuéstate más pronto. Vale, este consejo es sencillo. Parece una obviedad, pero muchas veces nos ponemos la obligación de irnos tarde a la cama, como si estar acostados a las diez de la noche significase no haber aprovechado el día. O nos dejamos llevar por tendencias como ver mil capítulos de la serie de moda antes de que nos la destripen. Valora tu tiempo de descanso como se merece. Hay veces en las que un buen descanso vale más que mil capítulos.

- Reorganízate el día. Unido a lo anterior: para acostarse más pronto, debemos haber hecho antes todas las tareas que nos hemos propuesto durante el día. Una buena forma de tomar conciencia de cómo ocupamos el tiempo es llevar un diario con las diferentes tareas y el tiempo que nos llevan. Por ejemplo, puedes descubrir que vas demasiado a la compra. Optimizar tus tiempos haciendo una compra más grande cada dos semanas o, incluso, hacerlo por Internet, nos liberará espacio que, fíjate, incluso podemos completar con algún capítulo de Stranger Things (o la que estés viendo ahora).

- No cenes demasiado, ni demasiado tarde. Lo ideal, tomar algo ligero y con muchas frutas y verduras a partir de las 21.

- Deja entrar la luz. Dormir completamente a oscuras nos desconecta con los ciclos naturales del día. Si a la hora en la que nos queremos levantar podemos ver que hay luz fuera, nos ayudará a tomar fuerzas para levantarnos.

- Date un premio. Un buen desayuno como recompensa a tus esfuerzos por madrugar es altamente estimulante.

- Empieza poco a poco. No cambies tu hora de levantarte de golpe. Prueba a ir retrasando la hora del despertador 10 minutos cada semana. De esta manera, tu cuerpo irá amoldándose a las nuevas horas de descanso progresivamente y te hará odiarlo un poco menos.

- Pensamiento positivo. Tener la agenda bien ordenada y la sensación de que controlas tu tiempo y no al revés debería animarte para mantener el hábito de levantarte antes. Piensa que lo estás haciendo para ganar calidad de vida y no al contrario. Siempre que cambiamos algún hábito debe ser para mejorar, si no encuentras esa mejora, plantéate si necesitas hacer algún cambio más para no ir por detrás del reloj todo el día.

SOBRE EL AUTOR

Marisol Galdón


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