Fases por las que vas a pasar entrenando un maratón
Por Chema Martínez Pastor para carreraspopulares.com
Lo confieso. Estoy entrenando para un maratón. Dentro de unas semanas estaré en la línea de salida para intentar cumplir un reto. Un reto que me he puesto yo mismo, que nadie me obliga a realizar. Pero es un desafío ilusionante. Me he puesto en manos de un entrenador y desde 15 semanas antes de la carrera estamos preparando día a día para que vaya mejorando mi ritmo y lleve suficientes kilómetros en las piernas como para que me resulte más fácil acabar la carrera en los tiempos que me he propuesto.
No es la primera vez que hago un plan de este tipo. Por eso ya sé reconocer por qué fases voy a pasar y lo más importante: sé que esas fases son temporales. No me dejo llevar ni por la euforia ni por el pesimismo que podrían traerme diferentes situaciones. Pero, como si de algo que también hubiéramos puesto en el plan, hay cosas que, invariablemente, me han pasado mientras entreno para el maratón. Me gustaría compartirlas contigo para ver si te pueden ayudar, o para que me ayudes a identificar si son cosa mía o no...
- Fase “me voy a comer el mundo”. Esta dura poco. Pero hay un momento, generalmente después de un entrenamiento que me ha salido muy bien, que creo que me voy a salir en la carrera. Que voy a cumplir no solo el objetivo, sino que voy a tener margen para bajar algo la marca. Creeme: esta fase es una ilusión. Seguro que estás mejorando, y puede que sí estés mejorando para hacer algo por debajo de lo que te propones. Pero no eres Superman por acabar bien un entrenamiento. Sobre todo porque, a los pocos días te puede venir la fase de...
- Fase “voy a quedar último”. De repente, un día el entrenamiento nos deja con unas sensaciones aplastantes. Las zapatillas parecen pesar, cuesta dar zancadas y nuestro cuerpo no responde como queríamos. No, tampoco vamos a quedar últimos. Superar los malos días es lo que nos hará más fuertes.
- Fase “estoy comiendo fatal”. Si las fuerzas te empiezan a fallar, en algún momento le echarás la culpa a la alimentación. Pensarás que no estás tomando suficientes hidratos o proteínas. O que te faltan vitaminas. Parece que el cuerpo te está pidiendo gasolina. Es difícil saber si esto es una fase o si hay algo más. Si tienes dudas con tu alimentación, lo mejor es visitar a un especialista, te será de mucha ayuda.
- Fase “qué hago yo aquí”. Cuando te empiezas a replantear el plan, algo pasa. Lo normal es que te pase esto cuando tengas una semana en la que no puedas entrenar como tienes marcado. No siempre podemos llegar a todo y si hay que dejar de entrenar unos días, no es el fin del mundo. Si cuentas con la ayuda de un entrenador, él te podrá decir cómo reajustar las sesiones. Y si no, tampoco le des más vueltas.
- Fase “me duele el alma”. Esto, más que una fase es un estado. Siempre parecerá que te duele algo. Muchas veces será verdad (el fisio es tu amigo), pero otras serán esos dolores que aparecen como reflejo por la tensión que estamos acumulando. Para esos dolores hay un remedio infalible: ponernos en la línea de salida. Ahí casi nunca nos duele nada.
- Fase “me duermo por las esquinas”. Suele ser en los dos últimos meses, que el cuerpo te pide más descanso que en condiciones normales. No le discutas. Descansa porque es la única manera de que estemos listos para la carrera.
- Fase “tengo una misión, no me hables de otra cosa”. Esta fase está por llegar, pero sé que será así. La semana antes de la carrera mi cabeza se pone en modo competición y no piensa en otra cosa. Es un tiempo, no solo de prepararme mentalmente, sino de disfrutar de todo el camino recorrido. Correr un maratón no solo dura esos últimos 42 kilómetros, sino que se empieza a correr el día que decides hacerlo. Entonces ¿por qué disfrutar solo del momento de la carrera? Todo el camino es espectacular y, salvo que haya habido complicaciones, la carrera es únicamente el momento de recoger los frutos.