Tampoco estamos tan obsesionados por correr, ¿verdad?
Por Chema Martínez Pastor para carreraspopulares.com
“A ver si acabo pronto esta tarde de trabajar, que me toca entrenamiento de 10 kilómetros en progresión. Se acerca la media maratón y estoy haciendo pocos kilómetros.”
Pensamientos como este, o parecidos se nos vienen a la cabeza varias veces al día. Estamos haciendo cualquier otra cosa (trabajar, desayunar, consultar nuestro email...) y pensamos en correr. Pero es algo normal. No es que estemos obsesionados. Seguro que a la gente que le gusta mucho el cine está pensando todo el día en si ese autobús que viene por el fondo quedaría mejor en plano general fijo o en un traveling ascendente. Todos tenemos nuestras manías. Yo no lo llamaría siquiera manías. Temas en los que pensar. Porque la mente va a cien por hora y necesita cosas en las que pensar. Si no, estaríamos muertos. Nosotros pensamos en correr, sí. ¿Qué pasa?
Hablando de revisar nuestros emails, ¿cuántas veces has decidido que te ibas a apuntar a una carrera al ver un email con una que se celebra al lado de tu casa el próximo fin de semana? (nota mental del redactor: aún no me he apuntado a la Carrera del Taller. En cuanto acabe de escribir me pongo). Tampoco es que estemos todo el día pensando en correr, pero tendremos que ordenar nuestro tiempo de ocio, como todo el mundo. Igual que los foodies piensan dónde van a cenar este sábado, nosotros pensamos dónde vamos a correr.
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(Bueno, ahora que lo pienso, voy a incribirme ya a la carrera, no vaya a ser que se me olvide. Ahora sigo con el artículo.)
Nos apuntamos a sorteos de carreras que se van a celebrar dentro de un año. Sí, sorteos. Dejamos nuestros datos en enero para un sorteo que tiene lugar en marzo donde nos dicen si nos ha tocado el derecho a participar en una carrera en noviembre. “Qué bien, te apuntas y si te toca ¿te la regalan, la inscripción?” Nos suelen preguntar los no-runners. Si ellos supieran que después de ese sorteo pagamos cientos de euros por ese “privilegio”... Aunque pensándolo bien, más o menos lo que pagan los aficionados al fútbol por la final de la Champions. O los de la ópera por conseguir una buena localidad para ver La Traviata.
Que no, que no estamos obsesionados. Sí, tenemos un cajón con más ropa de running que ropa para ir a trabajar. Y a veces vamos en chándal. Sí, también tenemos más zapatillas de correr que zapatos. Y ponemos más lavadoras de ropa de deporte, unas dos a la semana. Y nos sabemos de memoria casi todos los tiempos que hemos hecho en nuestras carreras. Incluso, si nos das tiempo para pensar, te diremos probablemente hasta la fecha de cada una de ellas. Pero es normal, no hay nada raro ni obsesivo en eso.
Bueno, vamos a reconocer algo. Sí nos ponemos un poco histéricos cuando nos lesionamos. Porque el deporte nos da muchas cosas buenas y claro, cuando no podemos salir a correr por lesión nos fastidia. Nos ponemos reguñones, un poquito de mal humor. No porque tengamos el mono. ¿A que a cualquiera se le haría largo estar varias semanas sin hacer algo que le gusta? Imagina que te quitan Netflix. Pues algo parecido. No nos gusta no poder correr. Y no solo por lesiones. Cuando por culpa del trabajo nos quedamos sin correr, también. O por el cumpleaños de nuestra madre. O la boda de una prima. No, no estamos obsesionados por correr. Pero si nos quieres ver de mal humor, pon una celebración familiar el día de una carrera importante. Si hemos estado a punto de no ir a votar por acudir a una carrera...
Bueno, tal vez sí se nos haya ido en alguna ocasión de las manos. Pero por lo demás, lo tenemos todo bajo control... ¿verdad?