La arritmia <i>(Cont..)</i>
Por Francisco Gilo (1943 - 2024) para carreraspopulares.com
DIAGNÓSTICO
En ocasiones la arritmia puede ser detectada por el médico en un reconocimiento, escuchándolas por un estetoscopio. Aunque el método más preciso para diagnosticarla es a través del electrocardiograma. Puede ocurrir que cuando se esté realizando el electrocardiograma no se detecte ninguna arritmia porque en ese momento no se esté produciendo.
El electrocardiograma recoge la actividad eléctrica del corazón en un papel que luego es interpretado por el médico. Existen pues varias formas de recoger estas señales: 1) Realizando un ECG en reposo. 2) Prueba de esfuerzo: se recoge la actividad del corazón al tiempo que se realiza un tipo de ejercicio concreto; así se ve cómo responde el corazón antes determinados esfuerzos. 3) Holter: se monitoriza al paciente durante 24 horas seguidas, la actividad cardiaca se va recogiendo en una grabadora portátil
TRATAMIENTO DE LA ARRITMIA
En muchas ocasiones no es necesario ningún tratamiento porque la arritmia cede al poco tiempo. Si se están consumiendo bebidas excitantes en grandes cantidades hay que eliminar las de la dieta. El tabaco puede provocarlas, así que se abandonará.
El médico valorará si es necesario iniciar un tratamiento médico con antiarrítmicos, betabloqueantes,etc. De ser así será necesario hacer un seguimiento más controlado del enfermo. En algunas ocasiones puede ser necesario administrar descargas eléctricas (cardioconversión) para que cedan. Después de esto se utilizarán algunos medicamentos.
Se puede recurrir a la implantación de un marcapasos que controle el ritmo cardiaco. La cirugía también es otra opción cuando los otros tratamientos no pueden controlar la arritmia. Después de localizar la zona del tejido cardiaco que causa la arritmia, se procederá a su modificación y así ya no se producirá la arritmia.
Arritmias cardíacas en el deporte
Podría existir cierta relación entre la fibrilación auricular y la práctica deportiva de alta intensidad, aunque todavía no se puede identificar como factor de riesgo.
La fibrilación auricular es una arritmia cardíaca en la que existe una actividad en la aurícula desorganizada y un patrón en el electrocardiograma característico. Puede tratarse de una enfermedad crónica o presentarse de forma brusca y puede existir en individuos con o sin enfermedad cardíaca. Sus causas se relacionan con el estrés emocional, postcirugía, intoxicación alcohólica aguda, enfermedades pulmonares, enfermedades del tiroides, patologías cardíacas, etc.
En un estudio realizado por el grupo de Enfermedades Cardiovasculares del Hospital Clínico de Barcelona y publicado en la revista European Heart Journal, propone que el ejercicio de alta intensidad realizado durante muchos años podría predisponer a padecer fibrilación auricular.
El estudio se basó en el análisis de 1160 pacientes durante un periodo de tiempo de dos años y se encontró un 6% del grupo con fibrilación auricular y menores de 65 años. En 32 de estos pacientes se encontró como característica común el antecedente de actividad deportiva de alta intensidad, practicada durante años en la edad juvenil y con posterioridad. Resulta curioso destacar que todos los pacientes de este grupo eran varones y la mitad de ellos llevaban una vida sedentaria en la actualidad.
A continuación se compararon los pacientes deportistas (32) con el grupo de pacientes sedentarios con fibrilación auricular y menores de 65 años, observándose que en el primer grupo las crisis de arritmias comenzaban en una edad más temprana pero registraban menor incidencia de hipertensión arterial. Los episodios de fibrilación auricular se presentaban con más frecuencia por la noche durante el descanso. En los sedentarios no se encontró esta relación tan clara.
Otra de las pruebas que se valoró fue el ecocardiograma que se basa en el uso de ultrasonidos en el diagnóstico de enfermedades cardíacas. Se analizaron los parámetros ecocardiográficos de los pacientes deportistas, sedentarios y de veinte controles sanos, obteniéndose como resultado que tanto los deportistas como los sedentarios tenían aurícula de mayor tamaño al igual que mayor masa ventricular, frente a los controles sanos. A su vez, se observó que la proporción de deportistas entre los pacientes que tenían fibrilación auricular era del 63% , lo que se encuentra por encima de la incidencia de la población general.
La fibrilación auricular existe en individuos jóvenes, donde en el 30-40% de los casos esta arritmia tiene un origen desconocido, por lo que se presupone la existencia de algún factor que predisponga a padecerla. Concluye que son necesarios más estudios a diez o veinte años para evaluar hasta qué punto se puede hablar del ejercicio intenso y prolongado como factor de riesgo para el desarrollo de fibrilación auricular.
En cuanto a la muerte súbita en el deporte, El grupo de mayor riesgo son los varones que con 35 años o más se inician un buen día a la práctica del deporte, estimulados por todos los mensajes oídos y escritos de que el deporte es salud o con la ilusión de perder algunos kilos de más, con la ilusión de estar y encontrarse en forma, parten de cero y se lanzan sin más a ello. Si este individuo tiene un riesgo al hacerlo de este modo, mucho más lo tiene si fuma, o es hipertenso y no lo sabe, tiene el colesterol alto, etc. Lo correcto es valorar si el corazón está bien "sano" y se le puede "dar caña", valorar la situación de la parte cada cual, es decir la forma física actual, la respuesta del organismo al esfuerzo (tensión arterial, arritmias, etc) y todo esto se logra realizándose un control previo a la práctica deportiva.
Este control consistirá en una buena historia clínica, una revisión pormenorizada de los posibles factores de riesgo que concurran en cada individuo, una exploración cardiológica exhaustiva, un electrocardiograma basal, una radiografía de tórax, una prueba de esfuerzo con capacidad funcional aeróbica, y si uno lo quiere hacer ya muy bien, un ecocardiograma. Con el resultado de todo esto se puede recomendar un tipo y modalidad de deporte para cada situación y además se puede descartar alguna anomalía existente que impida o no recomiende la práctica de algún deporte o de todos. Además esto servirá como posibilidad para abandonar los malos hábitos o costumbre como son el tabaco, sedentarismo, exceso de peso, etc. Incluso la instauración de una dieta de mayor calidad.
Con todo esto lo que podemos concluir es que ningún corazón va a sufrir un accidente grave si está sano, que el ejercicio por si mismo no desencadena este tipo de respuesta si la estructura cardiaca es normal. Por lo tanto se necesita de una alteración importante de la estructura cardiaca y de la función para que se desencadene esta respuesta o dicho de otro modo, se precisa de un miocardio alterado con un sustrato arritmogénico para que se de una muerte súbita. Aunque recientes publicaciones nos recuerdan que hay entre un 2-3% de gente que mueren súbitamente y no se puede dilucidar por ningún mecanismo la causa real de esa muerte.
“Conocer los límites puede significar la diferencia entre la vida y la muerte”.